El jefe del Gobierno libio suspendió a la ministra de Relaciones Exteriores, Najla al-Mangoush, tras conocerse una reunión que mantuvo con su homólogo israelí, hecho que desató manifestaciones en Trípoli y otras ciudades libias.

Mangoush «fue suspendida provisionalmente» y sometida a una «investigación administrativa» por una comisión presidida por la ministra de Justicia, anunció el Gobierno del primer ministro Abdelhamid Dbeibah en un comunicado publicado el domingo a la noche, citado por la agencia de noticias AFP.

Horas antes, el ministro israelí de Relaciones Exteriores, Eli Cohen, anunció que se había reunido la semana pasada en Roma con su par libia.

«Yo conversé con la ministra de Relaciones Exteriores sobre el gran potencial que representan las relaciones entre los dos países», declaró Cohen, según un comunicado de su despacho.

«Este es el primer encuentro entre los ministros de los dos países; el objetivo era examinar las opciones de colaboración y de relaciones entre los países y preservar el legado de los judíos libios», dijo Cohen el domingo.

Sin embargo, «lo que ocurrió en Roma fue un encuentro fortuito y no oficial durante una reunión con su homólogo italiano (Antonio Tajani), que no incluyó ninguna discusión, acuerdo ni consulta», reaccionó el Ministerio libio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

La ministra recordó «de manera clara y sin ambigüedad la posición de Libia con respecto a la causa palestina», agregó el Ministerio al asegurar que Mangoush «se negó a reunirse con algún representante de la entidad israelí» y que «se mantiene categóricamente firme en esa posición».

La reunión tuvo lugar en Italia, y -según Cohen- ambos discutieron posibilidades de cooperación, así como la preservación de lugares históricos en Libia de la cultura judía. No se especificó la fecha exacta del encuentro.

Cohen catalogó de «histórico» el encuentro y lo consideró «un primer paso en las relaciones entre Israel y Libia».

Ambos países jamás mantuvieron relaciones diplomáticas, pero sí existieron contactos esporádicos, como los intentos protagonizados en su día por el líder libio Muammar Kaddafi, quien llegó a proponer la creación de «Isratina», un nuevo estado formado a partir de la unión política de Israel y Palestina, con Jerusalén como capital de una «república federal de la Tierra Santa».

En la actualidad, no quedan judíos en Libia -aunque antes de la creación del Estado de Israel, el país sí acogía a una comunidad- y este país árabe no reconoce la existencia del Estado hebreo, a la vez que sus autoridades se declaran hermanas del pueblo palestino.

Tras el anuncio israelí sobre la reunión se registraron protestas espontáneas en Trípoli el domingo y en varios barrios de la capital en señal de rechazo a una normalización con Israel.

Posteriormente se sumaron otras ciudades, donde jóvenes cortaron rutas, quemaron llantas y ondearon la bandera palestina.

Libia está dividida en un gobierno reconocido por la comunidad internacional con sede en Trípoli y representado diplomáticamente por la ministra Mangush, y una administración rival en el este.

Sin embargo, en enero del año pasado, como reseñó el diario Jerusalem Post, un jet privado perteneciente al hombre fuerte de la administración paralela del este de Libia, Jalifa Haftar, aterrizó en Israel.