LUNES, 02 DE DIC

Siete países responden a la guerra de aranceles interpuestas por Donald Trump

China, La India, Turquía, Rusia, Japón, México y su “aliado” y vecino país, Canadá, no se quedaron callados y responden a las agresiones comerciales de Donald Trump.

La guerra comercial interpuesta por Donald Trump, comenzó con la introducción de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio, esta se ha extendido en las últimas semanas.

Cabe señalar que dichos países le han empezado a responder con garras a EE.UU., ya que han tomado medidas similares y endureciendo las restricciones que ya existen.

Desde marzo EE.UU. impuso aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminioimportado desde China y varios otros países, incluidos Rusia, India, Japón y Turquía.

La medida se extendió a final de mayo a la Unión Europea, Canadá y México, que al principio estaban exentos.

La semana pasada, el pelucón de Trump aprobó la imposición de aranceles del 25% contra productos tecnológicos procedentes de China por un valor de 50.000 millones de dólares.

Potencias mundiales responden a la guerra comercial de Estados Unidos

El presidente estadounidense, Donald Trump, aplicó aranceles a fondo

Estados Unidos atacó primero: impuso aranceles al aluminio y acero de países de todos los rincones del mundo y amenazó con aplicarlos a miles de millones de dólares en productos chinos. Ahora el mundo está respondiendo.

La Unión Europea se apresta a imponer el viernes aranceles sobre $3,400 millones en productos estadounidenses, desde whiskey y motocicletas, hasta maní y arándanos. La India y Turquía ya han hecho lo propio con productos estadounidenses, desde arroz hasta automóviles.

Y lo más fuerte está por venir: En dos semanas, Estados Unidos comenzará a imponer aranceles sobre $34,000 millones en productos chinos. Beijing ha prometido tomar represalias de inmediato con sus propios aranceles a la soya y otros productos agropecuarios de Estados Unidos para castigar directamente a los simpatizantes del presidente Donald Trump en zonas rurales.

El conflicto entre Estados Unidos y China -las dos economías más grandes del mundo- sin duda crecerá después de eso. La retórica ya se está intensificando.

«Nos oponemos al acto de presión extrema y chantaje con un gran bate de proteccionismo comercial. Estados Unidos está abusando del método de aranceles y comenzando una guerra comercial en todo el mundo», dijo el jueves el portavoz del Ministerio de Comercio de China.

Cecilia Malmstrom, comisionada comercial de la Unión Europea, reconoció que el bloque se había enfocado en algunos productos estadounidenses emblemáticos para imponerles aranceles, como las motos Harley-Davidson y el bourbon, con el fin de “hacer ruido” y presionar al gobierno estadounidense.

John Murphy, vicepresidente sénior de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, calcula que $75,000 millones en productos estadounidenses estarán sujetos a nuevos aranceles de países extranjeros para fines de la primera semana de julio.

«Nunca hemos visto algo así», dijo Mary Lovely, economista de la Universidad Syracuse que estudia comercio internacional, al menos no desde que los países trataron de protegerse a sí mismos de la competencia extranjera durante la Gran Depresión.

Los más preocupados son quienes podrían verse más afectados.

«Sería un desastre», dijo Nagesh Balesu, dueño del Bar y Restaurante Salt Whisky, en Londres, quien prevé que los aranceles de la UE aumenten en casi $7 el precio de una botella Jack Daniels, importada de Tennessee.

«Va a afectar a los clientes, eso es seguro. La manera como reaccionen, bueno, tendremos que esperar y ver», dijo.

Si bien la guerra comercial de licores podría ser dolorosa, muchos la veían venir.

Trump se postuló como candidato a la presidencia prometiendo desmantelar siete décadas de política estadounidense que había favorecido el libre comercio entre países. El primer ejecutivo argumentó que una serie de acuerdos que fueron mal negociados -como el TLCAN y el acuerdo mediante el cual se admitió a China a la Organización Mundial de Comercio- dejaron a los fabricantes estadounidenses con una desventaja injusta y eliminaron millones de trabajos en la manufactura de Estados Unidos.

Fuente: Lechuginos y www.elnuevodia.com

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