El XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) congregó a más de 2.300 delegados de todo el país y fijó una serie de decisiones históricas que buscarán el desarrollo del «marxismo del siglo 21 con características chinas» en los años siguientes.

Las conclusiones del Congreso expusieron claramente el avance de un cambio de paradigma tendiente a la renovación de la política estatal y sus definiciones desarrollistas. El rumbo adoptado tiene muestras contundentes de una impronta nacionalista, ideologizada, rígida e inequívocamente antiamericana.

Una demostración evidente de esta profundización fue el episodio que tuvo como protagonista al exsecretario general del Partido, Hu Jintao, quien salió del Congreso escoltado por la guardia de seguridad, dejando imágenes en las que se lo ve levantado por la fuerza. El personal lo acompañó a retirarse sin que nadie presentara objeción.

Hu Jintao expuso antes una postura a favor de mantener buenas relaciones con los Estados Unidos y además se opuso a una solución militar al problema de Taiwán. El hecho de que haya salido escoltado, por su nivel de representatividad como expresidente y la ligazón con estas ideas, es una evidencia de los cambios hacia una mayor política exterior antioccidental, que apunta a defender la soberanía y reforzar el papel de superpotencia en el mundo moderno.

Las otras definiciones tuvieron al actual secretario general del PCCh, Xi Jinping, como principal vocero. «La seguridad del pueblo como nuestro objetivo final, la seguridad política como nuestra tarea fundamental, la seguridad económica como nuestra base, la seguridad militar, tecnológica, cultural y social como pilares importantes, y la seguridad internacional como apoyo», realzó al hacer uso de la palabra.

En ese marco fue que Xi Jinping destacó la finalización del primer objetivo del centenario, asociado a conseguir estructurar una sociedad modestamente acomodada, y recordó el plan estratégico de dos etapas (2020-2035 y 2035-2049) tendiente a transformar a China en un país socialista moderno.

Los cambios en el estatuto del Partido Comunista Chino establecen tareas para colocar al ejército del país en uno de los más fuertes del planeta, al tiempo que también apuntan a oponerse a la independencia de Taiwán. Estos puntos no aparecen nombrados como una mera intención, sino que deben entenderse como una meta a alcanzar sin excusas de por medio.

Bajo ese contexto, no encontrar solución a la cuestión de Taiwán constituiría un fracaso de la política del PCCh, algo que no está en los planes del Partido Comunista Chino.