Durante los últimos días, los gobiernos de Rusia y de Siria expusieron la intención de Gran Bretaña de ejecutar un ataque terrorista simulado con armas químicas, para que luego los “Cascos Blancos” filmaran a las supuestas víctimas salvadas por ellos.

La intención de la maniobra es subir los videos en medios especializados en noticias falsas para finalmente condicionar al presidente estadounidense Donald Trump a que desate un ataque de misiles contra Siria.

Según indicó el portal Larouche Pac, “este escenario funcionó dos veces antes, aunque Trump restringió el ataque a blancos limitados. Sin embargo, en el momento en que el Estado Islámico (EIIS) está prácticamente derrotado por el ejército sirio, los británicos pretenden provocar una guerra más extensa, para impedir que el Presidente Trump lleve a cabo su propósito de retirar las fuerzas armadas estadounidenses de Siria, y también para acabar con el esfuerzo de los Presidentes Trump y Vladimir Putin para llevar a Estados Unidos y a Rusia hacia una relación amistosa y de cooperación”.

Más adelante, el artículo indica que a los ojos británicos, la cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinki “significó una amenaza mortal para el imperio mismo”.

Así, para sostener la afirmación, la nota da cuenta de dos hechos de esas características:

1 – El ataque químico falso en Siria producido cuando Trump estaba reunido con el primer mandatario chino Xi Jinping en Florida, en abril de 2017, cuyo objetivo era el de socavar la cooperación personal entre ambos.

2 – El ataque de bandera falsa en abril de este año “y todo el escándalo con el que se cubrió se basó en un video de los Cascos Blancos, que finalmente se demostró que fue completamente fingido por los mismos Cascos Blancos, según confirmaron muchos testigos presenciales e incluso las mismas ‘víctimas’ que aparecen en el video”.

La diferencia, entonces, es que ahora los rusos y los sirios hicieron pública la evidencia de la ejecución “y han hecho un llamado al mundo para que lo detengan”.

En ese sentido, el vocero del ministerio de Defensa ruso, el general Igor Konashenkov le manifestó a la prensa el 25 de agosto que “para llevar a cabo el supuesto ataque químico en la ciudad de Jisr al-Shugur en la provincia de Idlib, los militantes del grupo Tahrir al-Sham (Jabhat al Nusra en Siria)…, han enviado ocho camiones cisterna con cloro a una villa que está a pocos kilómetros de Jisr al-Shugur. Esta provocación, con la participación activa de los servicios especiales británicos, servirá como otro pretexto más para que Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, lleven a cabo un ataque con misiles contra el gobierno sirio e instalaciones económicas”.

Allí, Konashenkov identificó específicamente a los Cascos Blancos y al Grupo Oliva (una organización de mercenarios británicos de unos 5,000 efectivos que tiene su sede en Abu Dhabi) como los participantes activos en la preparación de esta provocación.