Autoridades filipinas confirmaron hoy que la cifra de víctimas fatales a consecuencia del deslizamiento de tierra ocurrido el martes pasado en el pueblo minero de Masara ascendió a 68 personas y más de un centenar de rescatistas continuaban con las tareas de búsqueda para dar con más de 50 que fueron reportadas como desaparecidas.

«Ha pasado casi una semana desde que ocurrió el incidente y (…) pensamos que ya no hay ninguna persona viva«, dijo Edward Macapili, vocero de la oficina provincial de gestión de desastre de Davao de Oro.

El pasado martes una avalancha de tierra sepultó parte del pueblo Masara, ubicado en la isla meridional de Mindanao, Filipinas, y, hasta ayer, la cifra oficial de muertos era de 54, mientras que otras 63 personas continuaban desaparecidas.

Esta mañana, las autoridades confirmaron que más de una decena de cuerpos fueron extraídos de entre el barro, incrementando el número de muertos a 68 y aseguraron que otras 51 personas siguen todavía desaparecidas, entre ellos mineros y vecinos.

Cientos de rescatistas participan de las arduas tareas de búsqueda desde hace casi una semana y, según detallaron a la prensa las autoridades, aún queda una zona de unos 50 metros de profundidad para ser rastreada.

Macapili aseguró que en el lugar “hay un olor nauseabundo en la zona y tenemos que acelerar la extracción», según consignó un despacho de la agencia AFP.

En este archipiélago del sudeste asiático los desprendimientos de tierra son frecuentes por su terreno montañoso, las precipitaciones y la deforestación provocada por la minería, la agricultura o la tala ilegal.

El martes por la noche, rocas, lodo y árboles se deslizaron más de 700 metros por una empinada ladera cerca de la empresa Apex Mining Co., y dejaron bajo tierra una sección de 8,9 hectáreas del pueblo de Masara.

El viernes pasado una nena de 3 años fue rescatada viva de abajo de los escombros tras casi 60 horas atrapada, en lo que los socorristas describieron como un «milagro».

Las lluvias azotaron partes de la región durante semanas y provocaron diversos deslizamientos de tierra e inundaciones que obligaron a decenas de miles de personas a trasladarse a refugios de emergencia en una región golpeada también por terremotos en los últimos meses.