Por Ramiro Torres

La publicación del artículo de The Lancet el martes pasado, el que reconoció la eficacia superior al 90% de la vacuna rusa, tiene el potencial de desarticular la estrategia de vacunación de la Unión Europea.

En junio del año pasado, la Comisión Europea presentó su plan de vacunación. Con el objetivo de equiparar el acceso a las vacunas entre los diferentes países del bloque, a fin de evitar el aumento de resentimientos y euroescepticismo en las naciones más pobres del grupo, se decidió perseguir una estrategia comunitaria.

Bruselas se encargaría de comprar las vacunas y luego las distribuiría equitativamente por población entre los 27 países de la Unión Europea. El Reino Unido, que estaba transitando su salida del bloque, fue invitado pero decidió no participar.

Esto se mostró, junto con el paquete de rescate económico unos meses después, como un logro del multilateralismo y otro camino frente a los nacionalismos que proclamaban el ex presidente de EE.UU., Donald Trump, y el Brexit.

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Sin embargo, ese optimismo comenzó a desaparecer llegado el mes de diciembre. El día 8 el Reino Unido comenzó a inocular a su población mientras que las vacunas seguían trabadas en la Agencia Europea de Medicamentos.

La vacunación comenzó en la Unión Europea recién el 26 de ese mes, cuando Alemania, Hungría y Eslovaquia decidieron comenzar por su cuenta un día antes del acordado 27.

La Comisión tiene el objetivo de vacunar al 70% de la población adulta del bloque antes del fin del verano europeo en septiembre. Sin embargo, los números no son muy alentadores.

Según el medio Politico.eu, si las vacunaciones diarias se mantienen como hasta ahora, el país que más se acercaría al objetivo es Hungría, con 33% de sus adultos vacunados para septiembre.

Esto ha despertado críticas a lo largo y ancho del bloque pues la estrategia de vacunación está probando ser demasiado lenta y burocrática.

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Sin embargo, algunos, como el ministro de salud alemán, defienden la estrategia diciendo que si “sus socios del sur y el este de Europa no hubieran conseguido la vacuna por medio de la Unión Europea ¿Quién hubiera intervenido? ¿Rusia? ¿China?”.

Estos dichos del ministro ponen en el centro del debate la disputa geopolítica entre Europa y Rusia. Las relaciones entre ambos no marchan bien desde la invasión rusa a Ucrania y las campañas de desinformación en países de la Unión Europea ligadas a los servicios de inteligencia de Moscú.

Los malos resultados que hasta ahora ha demostrado la estrategia de vacunación europea, le han dado a Putin una nueva oportunidad para acercarse a algunos Estados y explotar las divisiones internas del bloque.

El primer acercamiento exitoso ha sido con Hungría, cuyo Primer Ministro no está en los mejores términos con el resto del bloque luego de acusaciones de repetidas violaciones del Estado de Derecho.

El 22 de enero de este año, Hungría aprobó la vacuna Sputnik V y el pasado martes 2 de febrero recibió las primeras 40.000 dosis de las 2 millones que compró a Rusia. La vacuna china, Sinovac, también fue aprobada por Hungría el pasado enero y se compraron 5 millones de dosis.

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Si con el uso de otra vacuna Hungría puede ponerse en la primera posición de la carrera de vacunación europea, es probable que otros países quieran replicarlo.

Si este fuera el caso, la estrategia de la Comisión, de vacunar a todos los miembros por igual, se vería comprometida a menos que vuelva a aplicar la misma estrategia. Sin embargo, hasta ahora el único ente médico europeo que reconoció haber tenido contacto con el fondo ruso de inversión, quien se encarga de la promoción internacional de la vacuna, ha sido el húngaro.

La realidad es que con los buenos resultados que alcanzó la vacuna rusa, las críticas que en su momento hizo un ex ministro de salud checo sobre la no inclusión de la Sputnik V entre las vacunas que usaría la Unión Europea, están haciendo eco.

La ejecución del plan de vacunación europeo está funcionando tan debajo de lo esperado que el bloque amenazó con retener exportaciones de la vacuna AstraZeneca. Sin embargo, estas amenazas no se han concretado y los envíos están ahora en destino al Reino Unido y Canadá.