Un reconocido científico nuclear iraní que había regresado de Estados Unidos a su país en 2010 y desde entonces se encontraba detenido, fue ejecutado en la horca, informó Teherán hoy oficialmente.

La información había sido revelada con anterioridad por la cadena británica BBC y horas después confirmada por el portavoz judicial Hossein Mohseni Ejei.

Shahram Amiri, el científico que había nacido en 1977, fue ejecutado el pasado miércoles, según reveló su madre a la BBC.

Asimismo, la mujer precisó que el cuerpo había sido devuelto a su ciudad de origen con las marcas de la cuerda alrededor de su cuello, mostrando que había sido ahorcado, y posteriormente fue enterrado.

Amiri, nacido en 1977, desapareció después de acudir a una peregrinación a la Meca en 2009 y apareció en Estados Unidos un año más tarde diciendo que había sido secuestrado y puesto bajo «presión psicológica intensa para revelar información sensible» por la Agencia Central de Información (CIA).

En 2010 regresó como un héroe a la República Islámica y en los medios locales explicó que se había negado a colaborar con Estados Unidos y que incluso había rechazado sus ofertas económicas, mientras que las autoridades iraníes insistían en denunciar su «secuestro» y definían su «liberación» como fruto de la presión pública ejercida contra Washington.

Sin embargo, poco después fue encarcelado en un lugar secreto luego de que el gobierno iraní sospechara que en realidad se trataba de un «traidor».

«Shahram Amiri tenía acceso a secretos del gobierno y se había conectado con nuestro enemigo número 1, el Gran Satán (EEUU). Con su conexión con los Estados Unidos había proporcionado acceso al enemigo de información vital del país», afirmó Ejei. citado por la agencia oficial de noticias Irna.

Asimismo, indicó que el caso de Amirí fue un “intento de deserción” y que eso había estado siempre claro para Irán.

«Se llevaron a Amirí a Arabia Saudita y pensaban que nosotros no estábamos al tanto de su situación, cuando en realidad estaba bajo nuestra lupa. El sistema de inteligencia estadounidense fue engañado por Irán, ya que se imaginaban que sus medidas estaban ocultas ante nuestros ojos», añadió.

La agencia iraní ISNA, cercana al líder supremo Ali Jamenei, publicó hoy que Amiri había recibido 5 millones de dólares de la CIA poco antes de regresar a Irán, tal y como informó en esas fechas el diario estadounidense The Washington Post.

Ejei insistió además que Amiri fue juzgado «según la ley» y con presencia de un abogado, y que su sentencia en primera instancia fue recurrida al Tribunal Supremo, que la revisó «con especial empeño» antes de confirmarla.

«El Tribunal Supremo reviso el expediente y, aunque nosotros lamentamos y no queremos que nadie sea castigado (…), esta persona no aprovechó la oportunidad que se le dio e intento llevar informaciones erróneas al exterior del país desde dentro de la prisión», añadió el portavoz.

Ejei denunció además que la familia del condenado mintió al decir fuera del país que Amiríi había sido sentenciado a 10 años de prisión, y no a muerte, tal y como había sido dictado en primera instancia.

Esta muerte es la última de un científico vinculada al programa atómico iraní, después de que entre 2010 y 2012 al menos tres destacados investigadores relacionados al mismo, murieran en atentados nunca esclarecidos pero que en los que Irán vio la mano de Israel y Estados Unidos.

Por otra parte, es la segunda ocasión en pocos días que Irán reconoce públicamente la ejecución de personas en circunstancias polémicas, después de que el pasado marte 2 de agosto afirmara haber ahorcado a unos 20 «terroristas» kurdos sunnitas, lo que levantó duras críticas de las autoridades estadounidenses, europeas, la ONU y diversas ONGs.

De acuerdo con la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en muchos casos «hay serias dudas» de que ese juicio hubiera sido justo, de que se respetara el debido proceso y otros derechos de los acusados.

En la víspera, el Ministerio de Exteriores iraní condenó y calificó de «intervención en asuntos internos de la República Islámica de Irán», la posición de las potencias occidentales.

El portavoz de la cartera, Bahram Qasemi, lamentó esas posiciones sin haber considerado «los crímenes que habían cometido» los ejecutados y dijo que Irán es «víctima del terrorismo» y en la actual situación «no escatimará ningún esfuerzo para la seguridad de su pueblo», informó la agencia de noticias EFE.

Y añadió que los ejecutados estaban condenados por «intento de crear un grupo de terroristas takfiris (extremistas sunnitas), llevar a cabo operaciones armadas en el país, crear terror y matanza de la gente inocente y de algunos ulemas (doctor en la religión musulmana), entre ellos ulemas sunnitas, elaborar diferentes armas de guerra y poner bombas en diferentes puntos de las ciudades».