JUEVES, 28 DE NOV

Interpol tiene un nuevo presidente surcoreano y un nuevo vice argentino

Durante una Asamblea General de la organización internacional el ex titular ruso fue boicoteado por Estados Unidos y el Reino Unido entre otros países de occidente. El jefe de la Policía Federal Argentina, Néstor Roncaglia, asumió su cargo para las Américas.

El surcoreano Kim Jong Yang fue elegido hoy nuevo presidente de Interpol, con lo que desplazó a un veterano funcionario de seguridad ruso que fue boicoteado por Estados Unidos, el Reino Unido y otras naciones occidentales, en una Asamblea General de la organización internacional en la que el jefe de la Policía Federal Argentina (PFA), Néstor Roncaglia, fue designado vicepresidente para las Américas.

La sorpresiva elección de Kim fue vista como un triunfo para la Casa Blanca y sus aliados europeos, que hasta último momento hicieron campaña contra la candidatura del ruso Alexander Prokopchuk para presidir la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol).

Estados Unidos y otros estados miembros habían advertido que la designación de un funcionario ruso podía permitir al gobierno del presidente Vladiimir Putin abusar del sistema de alertas rojas de Interpol para detener a opositores en todo el mundo.

El Kremlin, que había denunciado una campaña para desprestigiar a su candidato, dijo hoy que la elección de Kim durante la 87ma. Asamblea General de Interpol celebrada en Dubai estuvo rodeada de «fuertes presiones».

«Por supuesto, es una pena que nuestro candidato no ganara», dijo el vocero de Putin a periodistas en Moscú.

«Por otra parte, si analizamos imparcialmente las declaraciones realizadas por varios países en vísperas de las elecciones, entonces resulta evidente que hubo fuertes presiones», agregó el portavoz, Dmitri Peskov, citado por la agencia de noticias EFE.

Grupos que hacen campaña por mejorar a Interpol celebraron la elección de Kim, así como Corea del Sur.

La policía y la Cancillería surocreana dijeron en un comunicado conjunto que la designación de Kim, policía de profesión de 57 años, es una «victoria nacional» que podría elevar la posición internacional del país.

La elección de Kim significa que se aseguró al menos las dos terceras partes de los votos en la Asamblea General realizada en Dubai, a la que asistió la gran mayoría de los 194 estados miembros.

El surcoreano estará en el cargo hasta 2020, con lo que completará el mandato de cuatro años de su predecesor, Meng Hongwei, quien fue detenido en China como parte de una vasta purga anti corrupción.

Kim ya era presidente interino desde la partida de Meng, además de uno de los tres vicepresidentes de Interpol.

En la Asamblea General también fue elegido vicepresidente para las Américas Roncaglia, con mandato hasta 2022.

«Entiendo a Interpol como una organización muy seria y la ideal para combatir al crimen organizado en el mundo; ofrezco mi experiencia para representar a los países de América ante la misma”, señaló Roncaglia, según un comunicado de la PFA.

Asimismo, el jefe de la PFA remarcó que “el crimen organizado junto con el terrorismo y la ciberdelincuencia desafían el desarrollo de los países, la gobernabilidad de los estados, el respeto de las normas, la convivencia, la economía y consecuentemente la seguridad global”.

El Comité Ejecutivo de Interpol está compuesto por 13 miembros, elegidos por la Asamblea General: el presidente de la Organización, tres vicepresidentes y nueve vocales, todos ellos de países diferentes.

Roncaglia fue vocal por las Américas durante el 2017, es abogado y cuenta con experiencia en investigaciones vinculadas al narcotráfico, inteligencia criminal y delitos complejos, con especializaciones realizadas tanto en nuestro país como en el exterior.

Con sede en Lyon, Francia, y 95 años de historia muchas veces marcada por choques de intereses geopolíticos, la organización es conocida por emitir sus «alertas rojas», que identifican a sospechosos buscados por ciertos países.

La posible politización del organismo ha sido siempre una gran preocupación.

Los nazis se hicieron con su control en la década de 1930, y en los últimos años numerosos críticos han argumentado que países como Rusia, Turquía, Egipto, Irán y China la han utilizado para perseguir a oponentes políticos, periodistas o activistas disidentes.

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