Un 28 de enero como hoy, pero de hace 130 años, en 1887, comenzaban en París, a la ribera del río Sena, las obras del que hoy en día es conocido como el monumento más famoso del mundo. Bajo la dirección del ingeniero Gustave Eiffel, con 300 obreros a su mando se levantó la deslumbrante obra arquitectónica de 18.000 piezas de hierro, conocida hoy como la Torre Eiffel.

Esta icónica obra erigida para la Exposición Universal de París de 1889 se concibió para ser la mayor construcción jamás realizada, ya que sus 300 metros de altura duplicaban al Obelisco de Washington y le ganaban también a las pirámides de Egipto.

«Eiffel era un visionario, una especie de Steve Jobs de nuestra época», dijo a la agencia de noticias EFE el arquitecto e investigador francés Bertrand Lemoine, promotor de la exposición «La epopeya de la torre Eiffel», organizada en 2009 por los 120 años de su inauguración.

Fueron al menos 300 obreros, contratados en Francia, los que construyeron esta especie de gigantesco mecano compuesto por 2,5 millones de remaches y con un peso de 10.100 toneladas.

Pero su construcción tuvo algunos contratiempos, primero fue la huelga de los trabajadores por aumento salarial en la mitad de las obras: «Querían un salario mayor. Sabían que estaban en una posición de fuerza, porque si dejaban de trabajar la torre no estaría finalizada en el plazo establecido», contó Lemoine, por lo que la empresa cedió al reclamo.

Después, se opusieron a su construcción los intelectuales de la época, como el novelista Guy de Maupassant o Charles Garnier, que proyectó la Ópera de París.

«Las protestas comenzaron cuando el primer piso estaba construido. Hubo comentarios muy agresivos en contra», dijo Lemoine, quien recordó que la estructura en su inicio no se denominaba torre Eiffel, sino «La torre de 300 metros».

Este grupo de intelectuales consideró el proyecto «muy industrial» por el hierro utilizado y juzgó que rompía la cohesión arquitectónica del París de entonces, una ciudad de tonos blancos y claros.

Para el especialista, el hierro era el material más lógico para la construcción del monumento, en el auge de la segunda revolución industrial.

En aquella época, los raíles construidos con ese material se extendían por Europa, así como las estaciones de trenes y los puentes.

«El hierro además permitía construir rápido», remarcó, y así fue como en solo dos años, dos meses y 5 cinco días la obra ya estaba lista, y el 6 de mayo de 1889 se hizo la apertura oficial.

La Torre Eiffel es el monumento más visitado en el mundo, de acuerdo con ránking turísticos, según los datos de los gestores de la torre.

«Las torres han fascinado siempre a los hombres, pero la de Eiffel encarna por su modernidad eterna una especie de mirada hacia el futuro de toda la humanidad», concluyó Lemoine.

A continuación, compartimos nueve curiosidades del legendario monumento, en honor a sus 130 años. ¿Sabías que alguna vez supo lucir publicidad? Mirá:

-La fama internacional obtenida por el edificio parisino ha inspirado alrededor de una treintena de imitaciones. Ciudades como Lancashire (Inglaterra), Las Vegas, Tokio, Shenzhen (China), Slobozia (Rumanía) o Praga  cuentan con reproducciones más o menos fieles al diseño original.

-La Torre Eiffel también ha inspirado numerosas hazañas. En 1891 el panadero Sylvain Doinon subió los 347 escalones que separan el suelo de la primera planta montado en unos zancos. Diez años después, el industrial Henry Deutsch ofreció 100.000 francos al primer piloto de aeronave que rodease la torre. Santos Dumont lo lograría poco después a bordo de un globo dirigible. En 1909 sería el conde Lambert quien, a las órdenes de uno de los hermanos Wright, sobrevoló París y la Torre Eiffel por primera vez.  Peor final tuvo el sastre Franz Reichelt, quien murió al intentar planear desde la primera planta utilizando para ello un traje paracaídas diseñado por él mismo.

– Alrededor de trescientos artistas (escritores, pintores, arquitectos…) unieron sus voces en 1887 para oponerse a la construcción de ‘la inútil y monstruosa Torre Eiffel’. Uno de los más combativos fue Guy de Maupassant, quien llegó a decir: ‘dejé París y hasta Francia, porque la Torre Eiffel acababa por aburrirme demasiado’. Verdad o no, cuenta la leyenda que dicho escritor comía todos los días en el restaurante del famoso monumentos puesto que, según él, era el único sitio desde donde no se veía la torre.

– La singular torre ha tenido distintos colores. Rojo Venecia, marrón ocre o amarillo anaranjado son algunos de los tonos que ha lucido a lo largo de su historia. Desde 1968 se utiliza el ‘marrón Torre Eiffel’ por su armonía con el paisaje parisino. La famosa antena es pintada completamente a mano cada siete años, empleándose para este fin 60 toneladas de pintura y 25 pintores. Una última curiosidad a este respecto: el color se degrada para garantizar una percepción uniforme, siendo más oscuro en la base y más claro en la cima.torre eiffel citroen

– La iluminación de la torre Eiffel es otro de los aspectos que ha variado a lo largo de los años. Entre 1925 y 1936 lució tres carteles luminosos de la marca automovilística francesa Citröen formados por 250.000 bombillas, las cuales eran visibles desde 40 kilómetros. En 2007 la estructura se tiñó de rojo escarlata con motivo del Año Nuevo Chino, en 2006 lo hizo de azul para celebrar los 20 años del Día de Europa y en 2007 de verde coincidiendo con la Copa del Mundo de Rugby que se disputó aquel año en territorio galo.

– Pese a que la Torre Eiffel fue inaugurada en 1889, lo cierto es que no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando adquirió fama mundial. Hoy en día es visitada por cerca de siete millones de personas al año y, si el crecimiento de la afluencia se mantiene como en los últimos años, se espera que el visitante número 300 millones llegue en torno a 2017.

– Para subir desde el suelo hasta el último nivel habría que superar 1665 escalones. Sin embargo, está prohibido utilizar esta escalera a partir del segundo piso, por lo que para alcanzar la tercera planta es imprescindible utilizar uno de los ascensores.

– Entre los usos más peculiares que se han dado a sus distintos espacios, cabe destacar la imprenta que el diario ‘Le Figaro’ instaló en su segunda planta en 1889, el laboratorio de observaciones meteorológicas ubicado en su cima ese mismo año, el túnel del viento que Gustave Eiffel creó a los pies de la torre en 1909 y la pista de patinaje que se estrenó en 1969 en la primera planta. Lo más llamativo es que el encargado de estrenarla fue el oso del Circo de Moscú.

– Por último, el símbolo de París también protagonizó una increíble estafa. Ocurrió en 1925 cuando el estafador internacional Victor Lustig se la vendió a un chatarrero alegando que su demolición era inminente. Avergonzada de lo inocente que había sido, la víctima jamás denunció lo sucedido.