El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha declarado que enero marcó un sombrío hito en Haití, siendo el mes más violento en más de dos años. Esta afirmación surge en medio de la creciente inestabilidad social y política que ha dado lugar a protestas violentas contra el Gobierno de Ariel Henry, quien busca presentarse a elecciones para mantenerse en el poder.

Según un comunicado del Alto Comisionado, al menos 806 civiles perdieron la vida, resultaron heridos o fueron secuestrados en enero, mientras que aproximadamente 300 miembros de pandillas también fallecieron, triplicando las cifras registradas en enero de 2023.

En varias áreas del país empobrecido, las bandas llevan a cabo ataques directos contra la población civil, mientras que la violencia sexual contra mujeres y niñas sigue siendo utilizada como arma por estos grupos. Se han detectado casos de difusión de imágenes y videos de asesinatos y violaciones en redes sociales, con el fin de intimidar a la población.

«Hoy más que nunca, la vida de los haitianos depende urgentemente del despliegue de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití (MSS), para respaldar a la policía nacional y garantizar la seguridad de la población haitiana, respetando plenamente las normas y estándares en materia de derechos humanos», agregó Türk.

En octubre de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el despliegue de esta fuerza multinacional, en línea con la anterior Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, que estuvo presente en el país caribeño de 2004 a 2017.

Sin embargo, la implementación de estas nuevas tropas aún está en duda, después de que un tribunal de Kenia emitiera un fallo en contra del plan del gobierno de Nairobi de enviar un contingente para liderar esta misión.

Además, las tensiones recientes han provocado la reducción o incluso la interrupción del reparto de ayuda humanitaria, así como bloqueos en servicios esenciales como la salud y la educación, según advirtió la ONU.

 

Desde el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moïse, Haití se ha visto sumido en un caos político. Esta situación tomó un nuevo giro recientemente, cuando miles de personas salieron a las calles en la capital, Puerto Príncipe, y en otros lugares del país, exigiendo la salida del primer ministro Henry y la implementación de un calendario de transición de poder.

Los bloqueos de carreteras, los saqueos y los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales dejaron varios muertos, según informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), citando la agencia Europa Press.

Entre el 20 de enero y el 7 de febrero, al menos 16 personas perdieron la vida y 29 resultaron heridas en estos enfrentamientos.

Por su parte, la OCHA reconoció en su último informe que esta escalada de tensiones ha afectado la asistencia humanitaria a la población civil, especialmente a los desplazados.

Haití ya cuenta con 310.000 desplazados internos (más del 90% debido a la violencia), y más de 8.000 haitianos se han visto obligados a abandonar sus hogares este año, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

La inseguridad alimentaria aguda ya afecta a 4,3 millones de personas. El año pasado se registraron 8.400 víctimas de la actividad de las bandas, un 122% más que en 2022, con Puerto Príncipe nuevamente como epicentro principal de esta inseguridad, a la cual las fuerzas de seguridad y otras instituciones oficiales apenas pueden hacer frente.

Área metropolitana de Puerto Príncipe, Haití, destacando las comunas donde se documentaron abusos.  Datos © CNIGS. Gráficos © Human Rights Watch

La ONU también considera «extremadamente preocupante» el reclutamiento de menores. El representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Haití, Bruno Maes, instó a proteger a los niños y niñas.

«Los niños y sus familias ya están soportando olas incesantes de violencia brutal perpetrada en sus comunidades por grupos armados, y cada día trae consigo nuevos horrores: la pérdida de seres queridos, hogares destruidos por fuego o balas y una sombra de miedo constante», afirmó Maes.