La Comisión Europea (CE), que dirige la política comercial de los países de la Unión Europea (UE), decidió este viernes no prolongar las restricciones a la importación de cuatro productos agrícolas de Ucrania a varios países europeos que tienen fronteras con el territorio ucraniano, pero obligó a Kiev a aprobar medidas que permitan controlar las exportaciones.

«Hoy expira el plazo de validez de las medidas existentes. Ucrania acordó en 30 días tomar medidas legales (incluido, por ejemplo, el sistema de licencias de exportación) para evitar saltos bruscos en las exportaciones de granos», indicó la entidad en un comunicado.

Asimismo, anunció que a partir de este sábado se asignará a la propia Ucrania el control de las exportaciones de esos cuatro grupos de alimentos «para evitar la distorsión del mercado en los países vecinos».

Además, Kiev deberá presentar el próximo lunes un plan de acción a la CE y a los países afectados.

En mayo de 2022, poco después del inicio de la ofensiva de Rusia, la UE suspendió por un año los derechos de aduana sobre productos de Ucrania y se organizó para permitirle exportar sus cereales tras el cierre de las rutas marítimas por el mar Negro.

Así, los países de la UE vecinos a Ucrania verificaron un fuerte aumento en las llegadas de maíz, trigo o girasol, lo que provocó que los silos se saturaran debido a problemas logísticos y los precios locales se desplomaran.

A mediados de abril, Polonia, Hungría, Eslovaquia y Bulgaria prohibieron las importaciones de cereales y de otros productos agrícolas de Ucrania, lo que provocó tensiones con la CE.

En respuesta, el organismo tomó medidas para restringir la importación de determinados granos ucranianos y al mismo tiempo eliminar las dificultades logísticas para el tránsito de esos productos por estos países, hasta este 15 de septiembre.

Se suponía que esos envíos se dirigirían al mercado mundial y que eso permitiría a Kiev obtener ingresos adicionales.

Sin embargo, debido a problemas de la logística, el grueso de los productos del agro importados se quedaron en los países de la UE limítrofes con Ucrania, lo que provocó una crisis de sobreproducción agrícola.