El Gobierno italiano enfrenta este viernes un nuevo paro de parte de los dos principales sindicatos del país críticos con el rumbo económico en medio de los debates por el derecho a suspender el servicio de transporte de pasajeros durante toda una jornada, algo que finalmente no ocurrió merced a una medida gubernamental que dispuso la reducción de la medida de fuerza en esa área a apenas cuatro horas.

De hecho, el cese de actividades tiene como marco la discusión que hubo entre sindicatos y el vicepremier, Matteo Salvini, que derivó en que el también ministro de Transporte recurriera a una orden administrativa para evitar que el cese de actividades en el sector fuese de ocho horas, con el argumento de no se debía «bloquear» al país.

«Estoy orgulloso de que hoy se pueda ejercer el derecho al paro, pero (al mismo tiempo) haya 20 millones de italianos que no hayan quedado bloqueados», afirmó este viernes Salvini tras haber recurrido a una ordenanza usada por primera vez en la historia para reducir de 8 a 4 horas el paro de transporte.

Salvini firmó esta semana la denominada precettazione; una figura que permite al Ejecutivo limitar el horario de un paro con amenaza de fuertes multas a los trabajadores y con la que logró que el cese de actividades en el sector durara solo la mitad de lo anunciado por los sindicatos.

De todos modos, las dos principales centrales obreras del país, CGIL y UIL, mantuvieron la huelga de ocho horas en actividades comerciales y de servicios, mientras los trenes, taxis y colectivos solo interrumpieron sus servicios de 9 a 13.

«La gente no quiere renunciar a la democracia y a los derechos. Si el Gobierno quiere escuchar, cambie de opinión, deje de hacer estupideces, retire la orden judicial y abra negociaciones con nosotros también», planteó este viernes el secretario general de la CGIL Maurizio Landini al encabezar el acto principal en la Piazza del Popolo de Roma.

«Si cree que puede seguir así y no escucharnos, seguiremos. No pararemos hasta traer los resultados a casa», criticó Landini en una mañana marcada por la poca circulación de transportes en la capital y otras grandes ciudades del país como Florencia o Milán.