Ecuador celebró el domingo con «normalidad» un referéndum convocado por el presidente Lenín Moreno, que definirá el futuro político de su exaliado y exmandatario Rafael Correa.

«Se ha desarrollado con normalidad» la jornada entre las 07H00 y 17H00 locales (12H00 y 22H00 GMT), indicó la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Nubia Villacís, tras el cierre del proceso al que estaban llamados 13 millones de los 16,7 millones de ecuatorianos.

El CNE tiene previsto anunciar resultados preliminares a partir de las 20H00 locales (01H00 GMT del lunes).

«Las decisiones que tomamos el día de hoy van a ser trascendentales para el futuro del país, para que nuestros niños vivan protegidos, para que las personas corruptas no vuelvan a burlarse de nosotros (…) por el cuidado a la naturaleza, por la reactivación económica», dijo Moreno tras votar en una universidad del norte de Quito.

Si el mandatario -vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013- resulta vencedor, sobre todo en la pregunta que plantea la supresión de la reelección indefinida, Correa perderá la opción de recuperar el poder en las presidenciales de 2021.

Moreno se convirtió tras llegar a la presidencia en mayo pasado en un feroz crítico de su antecesor, líder del «Socialismo del siglo XXI», al que acusa de haber derrochado la renta petrolera y de haber liderado un gobierno corrupto.

El presidente convocó este referendo de siete preguntas, en una clara invitación a entrar en la era del postcorreísmo.

Además de la pregunta para suprimir la reelección indefinida aprobada a instancias de Correa en 2015, Moreno propone reestructurar el órgano creado por el exgobernante para nombrar autoridades de control, lo que en la práctica supondría una «descorreización» total del Estado.

Situación cambiante

Correa, quien está el puerto de Guayaquil (suroeste), dijo a la prensa al cierre de las urnas que «los que conocemos la historia ecuatoriana sabemos que la situación puede cambiar totalmente en dos meses».

En caso de quedar arrinconado tras el referéndum, Correa no descarta promover una Asamblea Constituyente con plenos poderes para eventualmente destituir a Moreno y redactar una nueva Carta Magna.

El exgobernante (2007-2017) acusa a Moreno de «traidor», de haberse vendido a la oposición y sostiene que con esta consulta «inconstitucional», convocada sin el dictamen de la Corte Constitucional, el mandatario pretende alcanzar el «presidencialismo absoluto».

Correa, que alega «persecución y hostigamiento» en su contra, también denuncia que Moreno quiere utilizar la consulta para inhabilitarle por la vía judicial con la pregunta de que los condenados por corrupción no puedan ejercer la política.

«Se inventarán un delito contra mí para inhabilitarme. Es la nueva estrategia de la derecha para destruir a los dirigentes progresistas, como hicieron con Dilma, Lula o Cristina (Kirchner)», advirtió Correa a la AFP en una entrevista pasada.

Correa está llamado por la Fiscalía a declarar el lunes por presuntas irregularidades en una millonaria venta de petróleo a China y Tailandia durante su administración.

En un anticipado desmontaje del correísmo, Jorge Glas -aliado de Correa y reelegido vicepresidente en binomio con Moreno- fue a la cárcel, condenado por recibir sobornos de la brasileña Odebrecht, que también han salpicado a otros exfuncionarios del anterior gobierno.

Estabilidad en juego

Según las principales encuestas, el «Sí», promovido por Moreno también con el apoyo de los partidos opositores tradicionales, ganaría por una amplia mayoría, entre 72% y 84% de los votos.

«Es la estabilidad económica, la estabilidad política que está en juego» en la consulta, señaló a la AFP Carolina Illescas, una empleada privada de 31 años.

Para el politólogo Simón Pachano «el margen (de victoria) es lo que hay que ver. Si Lenín Moreno obtiene un margen grande, él conseguiría el objetivo fundamental de la consulta que es legitimarse» en el cargo, al que llegó tras un apretado balotaje.

«Todos los votos del No serán de Rafael Correa. Supongamos que tenga un 40%, él puede reivindicar eso y decir somos la primera fuerza política del país», agregó Pachano, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito.

El exmandatario, quien reside en Bélgica, regresó en enero para en solitario hacer campaña por el «No», quedándose sin el partido que fundó, luego de que la autoridad electoral reconociera a la dirigencia morenista en medio de una pugna de poder.