MIéRCOLES, 27 DE NOV

Economía, religión y patriotismo, los ejes de la segunda noche de la convención republicana

Con un mensaje grabado desde Jerusalén, la ciudad a la que el Gobierno trasladó la embajada en una señal de claro apoyo a su aliado, Israel, el secretario de Estado, Mike Pompeo, defendió la política agresiva contra China y destacó que Trump "logró que los líderes norcoreanos vuelvan a la mesa de negociación y liberaran a los rehenes estadounidenses".

Con un tono más mixto y menos sombrío que el del martes, trabajadores, empresarios, activistas, familiares del presidente, dirigentes políticos defendieron la candidatura de Donald Trump reivindicando su política económica, su apoyo a los sectores antiaborto, su reforma penal y su política exterior.

La noche tuvo una participación inédita para la política estadounidense, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dio un discurso, algo que la oposición tildó de ilegal y está ahora investigando en el Congreso.

Con un mensaje grabado desde Jerusalén, la ciudad a la que el Gobierno trasladó la embajada en una señal de claro apoyo a su aliado, Israel, Pompeo defendió la política agresiva contra China y destacó que Trump «logró que los líderes norcoreanos vuelvan a la mesa de negociación y liberaran a los rehenes estadounidenses».

También calificó de exitosa la política contra el islamismo radical: «Cuando Trump asumió, decapitaban a estadounidenses en Medio Oriente, hoy el califato (del Estado Islámico) está muerto».

La jornada empezó con una oración de una pastora de la Iglesia Internacional de Las Vegas y, a diferencia de ayer, se mencionó a Jacob Blake, el hombre negro que está internado en terapia intensiva en Wisconsin, luego que un policía blanco le disparó siete tiros por la espalda frente a su familia y pese a estar visiblemente desarmado.

En medio de las crecientes protestas y disturbios en Wisconsin contra la brutalidad y el racismo policial, Trump se mostró en un mensaje grabado en la Casa Blanca con un ex agente del FBI blanco, Richard Beasley, y un hombre negro convicto por robar un banco, John Ponder.

Contó su historia, su amistad, la conversión religiosa de Ponder y cómo juntos crearon un programa para otorgar segundas posibilidades a los presos tras cumplir sus condenas. Al final, Trump firmó un perdón presidencial para Ponder.

El presidente apareció una y otra vez a lo largo de la noche.

Encabezó la ceremonia de naturalización como ciudadanos de cinco inmigrantes, a la que ingresó con toda pompa y con el himno nacional de fondo.

«Siguieron las reglas, cumplieron las leyes y aprendieron la historia. No es fácil y ganaron el mayor privilegio y honor del mundo, la ciudadanía de Estados Unidos», aseguró el mandatario.

Los oradores de la noche, otra vez, participaron de manera virtual y hablaron ante un auditorio en Washington, la capital del país, con excepción de la primera dama que habló ante un público selecto en el rosedal de la Casa Blanca, sin ninguna medida de distanciamiento social.

«No siempre estoy de acuerdo con el presidente Trump, pero es un hombre que logra que las cosas se hagan», aseguró Rand Paul, senador por Kentucky y referente del ala libertaria del partido.

Paul destacó el recorte masivo de impuestos, su reforma penal y el no haber empezado una nueva guerra: «Trump traerá a nuestros héroes de vuelta a casa. A nuestros soldados, únanse a mi apoyo al presidente. A los que quieren menos impuestos, únanse en mi apoyo al presidente. A los que quiere detener el avance del socialismo, únanse a mi apoyo al presidente.»

En un mensaje más positivo que los que dominaron la primera noche de la convención, voces de trabajadores, defensores del ‘Hecho en Estados Unidos’, y empresarios del sector de pesca y agricultura, y dueños de pymes defendieron la política económica del Gobierno de Trump, la suspensión de tratados comerciales internacionales e hicieron hincapié en cómo las desregulaciones aprobadas ayudaron a crecer económicamente.

«El plan estaba funcionando», aseguró un trabajador afroestadounidense en uno de los videos difundidos en la transmisión en vivo, en referencia a la situación previa a la pandemia de coronavirus, que provocó el actual derrumbe económico.

El jefe asesor económico del Gobierno de Trump, Larry Kudlow, ratificó esta idea y aseguró que «el país ya está viviendo un boom de viviendas, un boom automotriz y un boom de consumo», prometió «más alivio regulatorio» para las pymes y adelantó que la economía crecerá en el segundo semestre del año, pese a que muchos estados aún continúan imponiendo medidas restrictivas para controlar la pandemia.

Otro mensaje central de esta campaña republicana es la búsqueda del voto religioso.

«La visión de (Joe) Biden y (Kamala) Harris de Estados Unidos no deja lugar para la fe», denunció Cissie Graham Lynch, nieta del reverendo Billy Graham, un asesor espiritual de varios presidentes estadounidenses.

Acto seguido, habló una exdirectora de una clínica de Planned Parenthood, una de las organizaciones más importantes del país que busca garantizar el acceso a la salud reproductiva, convertida hoy en una férrea activista antiaborto, Abby Johnson.

«Apoyo a Trump porque hizo más por los nonato que cualquier otro presidente. (…) Esta elección es entre dos de los mayores antividas de este país y un presidente provida», aseguró Johnson antes de dar paso a un video en el que se denunció «el acoso» y «la persecución» en los medios, las calles y las redes contra jóvenes activistas provida, entre ellos Nicholas Sandmann, otro de los invitados de la noche.

El tono agresivo volvió a parecerse al de la noche anterior en la segunda mitad de la noche.

Pam Bondi, ex fiscal general de Florida, tomó el micrófono y lanzó una serie de acusaciones de corrupción contra el candidato demócrata Biden y su familia.

«Conozco la corrupción cuando la veo y cuando miramos a su carrera política, los que ganaron fueron sus familiares, no el pueblo estadounidense», sentenció la dirigente quien recordó las denuncias, repetidas una y otra vez por Trump, contra el hijo del exvicepresidente, Hunter, y sus vínculos empresariales en Ucrania y China durante la gestión de su padre.

Con ese mismo tono de urgencia, la vicegobernadora de Florida, Jeanette Nuñez, advirtió -como ayer- sobre la posibilidad de «caer en el caos y en el socialismo», un argumento que repitió uno de los hijos de Trump, Eric, quien prometió que su padre defenderá a los policías, las comunidades religiosas, los trabajadores, pequeños empresarios y «todos los que no temen romper con el discurso políticamente correcto».

Sin dudas, el discurso de la noche más positivo, con pocos y leves ataques a la oposición y que demostró mayor empatía fue el de la primera dama, Melania Trump.

Agradeció a los trabajadores de salud y todos los esenciales, se solidarizó con todos los que perdieron un ser querido en la pandemia, y recordó cómo de joven en la Yugoslavia comunista, había deseado el sueño estadounidense y cómo finalmente lo consiguió.

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