Dos de los cuatro ciudadanos estadounidenses secuestrados el viernes pasado en la ciudad fronteriza de Matamoros, en el noreste de México, fueron hallados muertos este martes. La actividad del crimen organizado en esa región incluye tiroteos, asesinatos, robos, secuestros, desapariciones forzadas, extorsiones y agresiones sexuales.

«Ya fue plenamente confirmado por la fiscalía, de los cuatro (estadounidenses) hay dos de ellos fallecidos, una persona herida y la otra con vida«, dijo el gobernador estatal de Tamaulipas, Américo Villarreal vía telefónica durante la conferencia matinal del presidente Andrés Manuel López Obrador. En una rápida reacción, Estados Unidos consideró «inaceptable» el secuestro y reclamó que «se haga justicia«, según afirmó el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

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«Vamos a trabajar de cerca con el gobierno mexicano para garantizar que se haga justicia en este caso«, subrayó el funcionario en conferencia de prensa. Kirby dijo que Estados Unidos desconoce todos los detalles.

«En este momento, tenemos la atención puesta de lleno en estos cuatro estadounidenses y las familias que se han visto afectadas por el ataque. No los tenemos de vuelta a su tierra natal y realmente en este momento nos centramos en ello», concluyó.

«Lamentamos mucho que esto suceda en nuestro país y enviamos pues a los familiares de las víctimas, a los amigos, al pueblo de Estados Unidos, al gobierno de Estados Unidos, nuestras condolencias», dijo López Obrador.

Los estadounidenses habían llegado el viernes a Matamoros, perteneciente al Estado de Tamaulipas, en una furgoneta blanca con matrícula de Carolina del Norte, informó el domingo la Oficina Federal de Investigaciones estadounidense, FBI.

«Poco después de cruzar a México, hombres armados no identificados dispararon contra los pasajeros del vehículo. Los cuatro estadounidenses fueron introducidos en un auto y sacados del lugar por hombres armados», añadió la agencia policial.

Durante el secuestro murió un mexicano, señaló por su parte el embajador estadounidense en México, Ken Salazar. La Oficina Federal de Investigaciones estadounidense, FBI, ofreció una recompensa de 50.000 dólares por ayudar a rescatar a las víctimas -cuyas identidades aún no fueron reveladas- y detener a los sospechosos.

Matamoros, situada en el noreste de México, en la frontera con Estados Unidos, se ha visto acosada por la violencia vinculada con el narcotráfico y otras formas de delincuencia organizada. Las rutas de Tamaulipas están consideradas entre las más peligrosas de México debido a la amenaza de secuestro y extorsión por parte de las bandas criminales.

De hecho, desde hace varios meses Estados Unidos mantiene una alerta para que sus ciudadanos se abstengan de viajar a ese Estado mexicano, debido a los raptos y otros crímenes. El personal de los consulados tiene prohibido incluso viajar por las rutas secundarias de la región.