La reciente demanda del Ministerio de Justicia de Rusia ante un tribunal situado en Moscú por el que se solicita el cierre de la Agencia Judía, causó que el primer ministro de Israel, Yair Lapid, se ponga en contacto con representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y el Consejo de Seguridad Nacional del país hebreo para abordar la situación.

El hecho aún deja preguntas e inquietudes que se despliegan en la mesa de arena geopolítica, agitada en estos tiempos surgidos a partir de la invasión de Rusia a Ucrania.

Así, el investigador Arkady Mil-Man del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Israel, elaboró tres elementos a los que considera determinantes de la decisión de Rusia acerca de la Agencia Judía en ese país.

En tal sentido, Mil-Man especificó que “las tensiones en las relaciones entre Israel y Rusia han aumentado en los últimos meses tras la invasión rusa de Ucrania, y muchos en Israel atribuyen a estas tensiones la demanda del Ministerio de Justicia ruso de detener las actividades de la Agencia Judía”.

Tras aclarar que la que da es una “explicación superficial que no considera las profundas tendencias que se están dando en Rusia en los últimos años”, el investigador subraya a la que considera como primera tendencia.

Se trata de la intolerancia hacia las entidades extranjeras que operan en territorio ruso, que se deriva de la creciente distancia de Rusia con Occidente, reflejada en leyes que limitan las organizaciones extranjeras e inciden en sus actividades”.

“Las autoridades rusas comenzaron a cerrar organizaciones extranjeras hace ya una década. La razón oficial de su cierre es la violación de la ley rusa, cuando en la práctica es un movimiento para limitar el trabajo de las organizaciones extranjeras que promueven los valores de la democracia occidental”, señala el estudio.

“La segunda tendencia es el aumento del antisemitismo en Rusia. El fenómeno del antisemitismo no es nuevo, y los judíos lo han sufrido en todos los años y encarnaciones de Rusia, desde el imperio zarista hasta la Unión Soviética”, explica, para enseguida añadir que “como en otras partes del mundo, el antisemitismo se intensifica en tiempos de crisis, y las declaraciones claramente poco diplomáticas del Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, como ‘los mayores antisemitas son ellos mismos judíos’ y ‘Hitler tenía sangre judía’, apuntan a este fenómeno.

Así, Mil-Man considera que “la tercera tendencia es una respuesta israelí inadecuada a las señales de Rusia a lo largo de los años con respecto a su insatisfacción con las actividades de la Agencia Judía, que comenzó a fines de la década de 2000. Rusia ha dificultado el funcionamiento de la Agencia Judía y le ha impuesto varias restricciones”.

“No obstante – continúa – la Agencia Judía no pudo adaptarse al ambiente hostil y responder activamente para cambiar la situación”.

Finalmente, el investigador expone: “Se espera que las dos primeras tendencias se intensifiquen en un futuro próximo. Por lo tanto, Israel debe cambiar su forma de operar. Esta no es la última crisis entre Israel y Rusia, e Israel debe prepararse para las próximas crisis, especialmente a la luz de la reducción del margen de maniobra”.