El día a día de siete personas ligadas al fútbol se ve constantemente afectado por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel. Sin embargo, cada una de estas personas se las arregla para poder vivir y sobrellevar todo tipo de problemas de la manera más digna posible y así seguir disfrutando de una de sus pasiones más grandes, el fútbol.

El 5 de junio de 2018 se conmemora el 51 aniversario de la ocupación israelí de Jerusalén Oriental, Cisjordania y Gaza. Pero a diferencia de la masiva movilización popular que precedió al aniversario de la Nakba (la catastrófica destrucción de Palestina en 1948) el día 15 de mayo, el aniversario de la ocupación apenas genera una movilización similar.

En cierto sentido la «ocupación israelí» ya no es una ocupación según los criterios y definiciones internacionales, sino que es una mera fase de la colonización sionista de la Palestina histórica, un proceso que empezó hace más de cien años y que continúa a día de hoy.

¡Yallah! ¡Yallah!

¡Dale! ¡Dale! Traducido al español, nos cuenta con una narrativa anclada en la cotidianeidad del pueblo palestino. Los protagonistas de esta coproducción oficial entre Argentina y Palestina, son: Abed-Fatah Arar, Roberto Kettlun, Yosef Alazzah, Susan Shalabi, Nabeel Hrob, Mohammad Abu Sulaiman y Eyad Abu Garguoo.

En su recorrido por el país, uno de los directores de ¡Yallah! ¡Yallah!, visitó los estudios televisivos de Conclusión, se trata de Fernando Romanazzo,  oriundo de Floresta y ligado sentimentalmente al pueblo palestino. “Junto con Cristian Pirovano, encontramos una colectora informativa para narrar los días de un pueblo oprimido pero siempre digno y hospitalario. El fútbol es una pasión mundial, y gracias a este intentamos derrumbar el cerco mediático que envuelve la realidad de la ocupación”, sostuvo.

Sobre la experiencia vivida en Palestina comentó: “Son un pueblo maravilloso, aferrado a sus valores y a una dignidad inquebrantable. Vivir el ahora para los palestinos es fundamental, ya que no saben lo que pueda ocurrir mañana debido a una ocupación deleznable. Ser futbolista allí es todo un desafío, ya que para Israel el deporte palestino es considerado terrorismo. Basta con sólo pisar esas tierra para poder percatarse del enorme prejuicio esparcido por los medios hegemónicos de comunicación que disfrazan la historia de una manera espeluznante”, concluyó.