Cada año se pierden 15.000 millones de días de trabajo, a nivel mundial, por problemas de salud mental como ansiedad y depresión, afirmaron este viernes especialistas internacionales y nacionales, y alertaron sobre el «fenómeno del presentismo» ineficiente, una situación invisibilizada en la que los trabajadores no pueden desarrollarse plenamente, en el marco de la segunda jornada de la 5° Cumbre Mundial de Salud Mental que se realiza en la ciudad de Buenos Aires, la primera sede latinoamericana de estas jornadas.

«Cada año se estima que se pierden 15.000 millones de días de trabajo por ausencias de trabajadores por temas de salud mental. Y el costo es de 1 billón de dólares por año en pérdida de productividad«, aseguró Ruma Bhargava, directora de la Iniciativa de Salud Mental del Foro Económico Mundial, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los datos fueron expuestos en el taller «Salud mental y bienestar en los lugares de trabajo» realizado durante la cumbre que comenzó este jueves y que culminará este viernes en el Centro Cultural Kirchner (CCK).

«Hay dos situaciones que se presentan y causan pérdidas. Por un lado, el ausentismo por crisis de salud mental. Y, por otro, es menos frecuente que hablemos del fenómeno del presentismo, que hace que los empleados se vean obligados a estar presentes, pero no pueden desarrollar su potencial pleno», explicó la especialista.

Con la moderación de Diana Gagliardi, secretaria general de la Comisión Internacional de Salud Ocupacional (ICOH), los oradores profundizaron en la importancia de que las organizaciones ejerzan un «liderazgo eficaz» para incorporar la perspectiva de salud mental y que implementen evaluaciones de riesgo psicosocial.

Entre medidas concretas, los especialistas mencionaron la necesidad de evitar horas extras y desarrollar políticas de retorno gradual al trabajo para las personas que atravesaron problemas de salud mental.

«Lo más difícil de manejar la salud mental en el trabajo es que hay que cambiar el abordaje por parte de los empleadores», sostuvo Gagliardi.

A su turno, Mark Pearson detalló que se estima que los costos totales de la mala salud mental que generan ausentismo y «presentismo ineficiente» representan el 4% del PIB en los países de la OCDE.

«Entre un 30 y un 50% de las personas que tiene un problema grave de salud mental sigue trabajando, mientras que el porcentaje asciende al 60% si la patología es leve a moderada», agregó, y remarcó que son datos que las empresas deberían tener en cuenta porque son las «principales causas en la baja de productividad».

Y remarcó: «Si tenemos problemas graves de salud mental hay dos veces más probabilidades de estar enfermo y de necesitar licencia, además de que la enfermedad física dura más».

A su turno, la argentina María Eugenia Buceta Mompó, coordinadora nacional de Salud Mental y Apoyo Psicosocial en la filial local de la Cruz Roja, apuntó que uno de los desafíos es «cómo internalizar pautas de autocuidado».

El trabajo es uno de los ámbitos que más afecta la salud mental y este año la cumbre lleva el lema «La salud mental en todas las políticas», que busca poner a dialogar las áreas del Estado, y también de la sociedad civil, con el objetivo de consensuar y diseñar políticas públicas que den respuesta a las múltiples y complejas necesidades de la población en la materia.