El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín, presidió la misa de Nochebuena en el santuario mariano Nuestra Señora del Rosario, que fue concelebrada por el párroco de la catedral, presbítero Osvaldo Macerola, y el vicario parroquial, presbítero Juan Montedoro. La celebración fue transmitida por televisión, por el canal de la Provincia y las redes sociales.

“Bendito sea Dios que nos permite celebrar una nueva Navidad”, comenzó su homilía el arzobispo rosarino, quien anunció las palabras del Evangelio: “¡Un Niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado y se le da por nombre Príncipe de la Paz!”

Sobre este pasaje, destacó que “no hay figura más tierna y a la vez más frágil que un niño recién nacido” y subrayó “que Navidad es Jesús, que Navidad es Dios hecho hombre”. “Si uno mira por las calles la figura que más se destaca es la de Papá Noel, no la del Niño Dios”, lamentó el arzobispo.

En ese sentido, comentó que “la Navidad ha ido perdiendo ese significado profundo y verdadero para deslizarse a aspectos meramente comerciales o meramente mundanos” y pidió “volver otra vez a recordar que Navidad es Jesús, que Navidad no es solamente una expresión de buenos deseos”.

El prelado continúo en su homilía “Si no nació nadie, cómo podemos estar contentos, cómo podemos expresar alegría”, se preguntó, cuestionando las celebraciones que olvidan al Niño. “En cambio, si ha nacido el Niño Dios, todos podemos estar contentos, a pesar de las situaciones por las cuales podamos estar pasando. Esto es lo importante”, enfatizó.

Monseñor Martín explicó que los católicos “celebramos un acontecimiento, no sólo un buen sentimiento. Celebramos un hecho, algo que ha sucedido, el acontecimiento que partió la historia en Dios: antes de Cristo y después de Cristo”.

“Qué bueno poder refrescar y recordar en nosotros, en nuestras familias, con nuestros amigos que Navidad es Jesús, que es este Niño que nos ha venido a dar la salvación”, animó el prelado, y llamó a “revalorizar el contenido de la Navidad”.

“Hay que recuperar la Navidad”, prosiguió el arzobispo de Rosario, subrayando la alegría que trae el nacimiento del Salvador. “Jesús viene a salvarnos del pecado y de la muerte. Él viene a traernos misericordia y perdón. Se hace el más pequeño de todos para que podamos experimentar la gracia de ser hijos de Dios”, indicó. Citando a los padres de la Iglesia, que decían: “Dios se hizo hombre para que los hombres podamos ser hijos de Dios”, afirmó que “este es el don más precioso que nos trae Jesús”.

En ese sentido, animó a los rosarinos a pedir: “Señor que experimente la necesidad de ser salvado”. De lo contrario, “Jesucristo pasaría a ser alguien superfluo, es decir, daría lo mismo, que hubiese venido a darnos la vida eterna y salvarnos que no. Quedaría reducido a un personaje más de la historia como tantos personajes de la historia pero que ninguno vino a salvarnos como Jesús que sigue vivo y presente entre nosotros”.

Otro don que está unido al de la salvación es el don de la paz. “No es solamente la ausencia de violencia, ausencia de guerra. La paz de Jesús, la paz en el sentido bíblico es este don que Dios nos trae y se identifica con la plenitud de los bienes que el hombre anhela desde lo más profundo del corazón”, explicó monseñor Martín.

“Este es el anhelo más profundo de la humanidad”, destacó, pero añadió que “este don necesita ser recibido de parte de nosotros, el Señor espera una disposición a la paz, una disposición a perdonar y a pedir perdón”. Por eso invitó a la comunidad a “abrir las puertas a Cristo que nace y que nos trae su paz implica un cambio de actitud en nuestras vidas. La paz es un don pero también es una tarea”.

Al hablar sobre el tema de la paz, recordó el lema de este año mariano arquidiocesano: “Con María del Rosario, misionamos por la paz”. “Esa paz que es misericordia, que es perdón para todos los hombres. Por eso, demos gracias a Dios porque nos da una nueva oportunidad. Navidad es un tiempo de gracia”.

“Si miramos a Nuestra Señora del Rosario, ella viene con el Niño Dios en sus brazos. Por eso ella viene con el regalo más grande: su Hijo, Jesús, el Príncipe de la Paz. Abramos el corazón para recibir a Jesús que viene a salvarnos”, indicó.

Para concluir, monseñor Martín invitó a la asamblea a celebrar la Navidad “haciendo que Cristo nazca en nuestros corazones y nos llene de paz para ser agentes de paz, para ser misioneros de la paz en este año de gracia y de la mano de María que nos regala hace 250 años su presencia y compañía en esta ciudad y arquidiócesis de María”.