Leonela Onoquienco se separó del padre de su hijo cuando el pequeño tenía tres años. Esa ruptura llevó a que la relación entre ellos fuera tensa y problemática, al punto que se retiró de la casa solo con lo puesto y sin llevarse las prendas o juguetes del niño.

En el año 2020 y cuando su hijo ya tenía 10 años, decide reclamarle al progenitor la cuota alimentaria. Desde allí sus vidas cambiaron para siempre. «Él nunca se ocupó, jamás me ayudó, por lo cual le solicito la cuota alimentaria correspondiente. Cuando le llega la cédula sobre dicho pedido, mi hijo estaba con él y desde allí decidió no traerlo de vuelta a nuestro hogar», indicó Leonela Onoquienco en diálogo con Conclusión.

El padre del niño se presenta con el menor el día 27 de julio del 2020 en la comisaría N.º 26 de Villa Gobernador Gálvez  y le realiza una denuncia de violencia a Leonela. En la misma hace referencia a un supuesto maltrato psicológico, en donde el niño relata que hace mucho tiempo la madre le pegó con un cable y le dijo que si veía al papá «dejaría de quererlo».

La bloquearon en el celular, y no volvió a verlo desde aquel día. «Me dirigí a tribunales para que alguien me de alguna solución, pero lamentablemente no conseguí nada. El caso se encuentra en Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3. Dos años de lucha pero aún no puedo ver a mi hijo» sentenció la mamá.

Una denuncia de violencia realizada por el padre la dejó sin poder de acción. «Todo se basa en los supuestos dichos de mi hijo, los cuales nunca se pudieron comprobar. Estoy segura que ellos le hacen decir que yo lo maltrataba, aparte hay que dejar bien en claro que esto fue a partir del reclamo de la cuota alimentaria, porque anteriormente él nunca se ocupó del nene; jamás lo llevó a un control médico o le puso una vacuna», sentenció entre lágrimas.

El niño tampoco querría ver a su abuela, quien fue parte de su crianza. «Mi hijo dice que le llegó una carta de su abuela (mi mamá) que jamás hizo. Es más, no tenemos forma de comunicarnos con él, estamos bloqueados de todos lados y hace lo posible para que no podamos contactarlo».

Onoquienco indica que su hijo no recibe atención psicológica y que no se habrían constatado los hechos de violencia. Por ello, pide restituir ese vínculo perdido. «Solo tuvo una pericia de 30 minutos que indicó que el niño no estaba inducido. El problema que mi hijo hace dos años que escucha la misma versión, pueden decirle cualquier cosa ya que nosotros no podemos verlo», aseguró.

La pandemia les jugó una mala pasada y el caso quedó muy relegado. «Tuve entrevistas pero nadie me dice nada. Necesito volver a ver a mi hijo, aunque sea una visita provisoria. Si por ejemplo ellos deducen que soy una mamá violenta, que por lo menos me den una visita supervisada para poder decirle que no estoy enojada y que quiero que vuelva», concluyó.