Si hacemos un repaso por los sistemas de salud de los países desarrollados nos encontramos que gran parte de ellos padecen de un mal en común: las listas de espera. Si bien hay un sinnúmero de prácticas diagnósticas y consultas médicas para las cuales los ciudadanos deben de esperar su turno, en ocasiones por meses, en este caso nos vamos a referir a las listas de espera de las cirugías programadas.

Recientemente, el diario El País de España informó que hay más de 160.000 pacientes en lista de espera quirúrgica. Algunas personas esperan más de cuatro años para un turno quirúrgico.

Seguramente, estas prácticas deben de ser programables, pero no resulta grato esperar meses o años para resolver un problema quirúrgico.

Pensar en maximizar la salud de nuestra sociedad obliga a introducirnos en los preceptos de la calidad sanitaria, que parafraseando al profesor Pedro Saturno, son seis:

Efectividad: que los problemas de salud abordados sean resueltos correctamente

Eficiencia: con costos racionales

Seguridad: sin daños para el paciente

Aceptabilidad: con la satisfacción de los usuarios

Equidad: ofreciéndole más al que más lo necesita

Accesibilidad: sin barreras que limiten la atención

En Argentina tenemos un sistema de salud profundamente fragmentado, por lo que los diagnósticos deben de ser focalizados en cada uno de los subsectores: el público, el de la seguridad social y el prepagado.

Sabemos que los hospitales están abarrotados de trabajo y que históricamente cuentan con listas de esperas quirúrgicas que limitan el acceso a las necesidades de las personas.

Las obras sociales son más de 300 en la Argentina por lo que es muy difícil generalizar. Como director de las prestaciones médicas en la Obra Social de Empleados de Comercio y Actividades Civiles (Osecac) de Rosario, bien puedo decir que en nuestro territorio, en nuestra Obra Social, no contamos con listas de esperas de ningún tipo. Consideramos que atentan contra la calidad sanitaria. Además, en la Osecac los profesionales no cobran “plus” por sus prácticas.

El sector de la medicina prepagada, o de la medicina privada, en donde cada afiliado aporta para recibir las prestaciones, no suele tener demoras para las prestaciones. Consideremos que este modelo no tiene una base de sustentación solidaria porque las prestaciones que reciben los pacientes se encuentran en relación con lo que pagan y en general son empresas con fines de lucro.

Como conclusión, estimo de interés compartir lo que ocurre en otros lugares del mundo y poner en valor los esfuerzos que se realizan en muchos lugares de nuestro país para que con recursos escasos logremos resultados que se destacan.

*Director de Prestaciones Médicas en Osecac Rosario