Por Carlos Duclos – Fotos: Florencia Vizzi
No más entrar en el cuarto del hotel en el que se aloja, Bachir Sabbagh prepara un café árabe y lo sirve. El aroma es exquisito y el café también. Y mientras lo saboreamos, Bachir comienza a contar historias de su pueblo, la Villa Miilya. Allí casi todos son árabes y, además, todos esos árabes son católicos. Esto en sí mismo es una rareza, pero todo se vuelve más singular, más inusual, cuando se conoce que la antigua villa, de unos quinientos años de antigüedad, o más, está enclavada en el Estado de Israel. «Allí todos nos conocemos» , cuenta Bachir Sabbagh, un árabe católico, ingeniero en construcciones, de 58 años que vive allí y que, de paso por Rosario, contó a Conclusión cómo es la vida de un árabe católico en Israel.
«En la sociedad israelí todos los árabes trabajan siempre. Siempre hay trabajo. Tenemos muchos judíos amigos -cuenta- y nos visitamos con frecuencia». Bachir siente tristeza por lo que están padeciendo los cristianos a manos de Estado Islámico y dice que «en Israel toda la población repudia al grupo terrorista» .
-¿Cómo se siente un árabe en un Estado judío, sobre todo un árabe cristiano?
-Un árabe en Israel se siente bien, no falta nada. Mis hijos, por ejemplo, estudiaron en la universidad, se recibieron y ya tienen trabajo. Uno es ingeniero electricista y el otro profesor de inglés. Los árabes católicos en Israel estamos seguros. De los países árabes los católicos se escapan y en algunos países, como Arabia Saudita, directamente no hay católicos.
Sabbagh proviene de una antigua familia cristiana, católica ortodoxa, tan antigua como la misma villa. Del antiguo pueblo escaparon, durante la ocupación del imperio turco-otomano, unas tres mil personas que eligieron como destino Argentina. «Ellos llegaron aquí como inmigrantes e hicieron mucho», sostiene.
-¿Cuál es la causa del rechazo árabe a la presencia de un Estado judío?
-Es por envidia. Israel es un país como si fuera occidental y ellos no quieren eso. Yo no sé exactamente el porcentaje, pero puedo decirle que los árabes que viven fuera de Israel lo odian.
-¿Cuál es el sentimiento popular, ciudadano, en Israel sobre la persecusión y matanza que Estado Islámico está haciendo de los cristianos?
-La mayoría del pueblo, un 99 por ciento, está en contra, repudia este hecho.
-¿Cree que el derrocamiento de Al Assad, como pretenden algunas potencias occidentales, puede desencadenar un crecimiento de ISIS?
-Sí. Puede pasar lo mismo que en Libia. Mataron al dictador y todo se convirtió en un caos. Al Assad frena las ambicones de crecimiento del grupo terrorista.
-Ha aparecido en los últimos tiempos, o mejor dicho ha retornado, una nueva forma de terrorismo en las calles de Israel: el apuñalamiento a israelíes por parte de fundamentalistas árabes ¿cómo se vive eso?
-En nuestra villa no sucede eso, tampoco en Nazareth. Sí sucede en otras ciudades y todo el mundo allí camina por las calles mirando qué sucede a su alrededor. Estos homicidas son palestinos que vienen de Cisjordania, cruzan la frontera. Los árabes israelíes, por supuesto, no hacen esas cosas.
Bachir Sabbagh, de pronto, mirá a través de la ventana del cuarto del hotel céntrico donde se aloja, fija la vista en la reja de un departamento de un primer piso y expresa: «Yo no podría vivir aquí, no hay orden, no hay seguridad. Veo muchas rejas, no hay reglas o no se respetan. Yo no puedo manejar aquí», dice con una mezcla de asombro y consternación. Sus palabras duelen un poco, pero no dice ni más ni menos que la verdad, porque al terminar este año en Rosario las cifras de muertos por la inseguridad serán infinitamente superiores a los heridos y muertos por apuñalamientos perpetrados por terroristas en todo el territorio israelí en los últimos años.
-¿Cómo es la justicia en Israel para los árabes?
-Siendo un Estado basado en la religosidad, en Israel hay un tribunal para judíos, otro para musulmanes y otro para cristianos. Hay también otro general. La justicia funciona muy bien allá.
