Por Jennifer Hartkopf

Quién no fue alguna vez testigo, víctima o partícipe de esa vieja y fea costumbre de reírnos de los demás, de burlarnos de sus desgracias, de estigmatizar sus diferencias, ridiculizar sus limitaciones. Esa triste agresión sin sentido, hoy llamada bullying, día a día se cobra más muertes, desata más violencia entre niños y adolescentes y es noticia en cientos de diarios de todo el mundo.

Este 2 de mayo, desde el año 2013, se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Bullying y en ese marco Conclusión consultó a Arístides Álvarez, docente y miembro de la ONG ‘Si nos reímos, nos reímos todxs’ quien antes de responder amablemente a las preguntas destacó: “Son hechos muy lamentables, que se podrían prevenir, y eso es lo que más duele”.

– ¿Por qué considera se llega a semejantes extremos con la agresión, que desgraciadamente muchas veces termina en el suicidio de la víctima?

– Indudablemente tiene que ver con la inacción de los adultos y por la imposibilidad que tienen los chicos de contar lo que les pasa, de que alguien los escuche, de no tener voz para esto, y encuentran como último recurso el suicidio.

“En Argentina, gracias a Dios todavía los índices son bajos, hay países más violentos como Estados Unidos con índices más altos, pero lamentablemente los casos suceden y con que suceda un caso ya es suficiente para actuar”, remarcó el especialista en el tema.

Haciendo una pausa, Álvarez contextualizó la problemática y explicó los actos de bullying como un “claro reflejo de la sociedad violenta en que estamos viviendo, que no hace más que resolver todos los conflictos en forma violenta” y en seguida los adultos quedaron vinculados: “En esto también somos responsables del ejemplo que les estamos dando a niños y adolescentes”.

“Hay que tener mucho cuidado en las actitudes que tenemos porque los chicos permanentemente se reflejan en nosotros. Como docentes, como padres, mucho cuidado en las contestaciones”, reforzó y se valió de un ejemplo para dejar clara la idea: “¿De qué sirve hablar en favor de la convivencia y después pelearnos con el primero que hace algo que no nos gusta?”, se preguntó.

– ¿Cómo influye en esta problemática el individualismo, rasgo cada vez más marcado en la sociedad de hoy?

– El individualismo está en la sociedad cada vez peor, cada vez más presente, el consumismo, todas características de este neoliberalismo que nos ha invadido en forma cada vez más dura, y esto se refleja en los chicos. El individualismo marcado que hay en la sociedad genera estas cosas. Es importante en las escuelas, fomentar todo lo que sean acciones cooperativas y colectivas: apoyar al Centro de Estudiantes, al cooperativismo escolar, acciones solidarias, actividades campamentiles, es decir, actividades que involucren a todos los chicos, que compartan más allá del aula, de la currícula. Porque en el aula y en la currícula también muchas veces se ve la competencia y el individualismo.

La existencia del hoy llamdo bulllying existió siempre ¿pero qué cambio de aquellos tiempos pasados a lo que se vive hoy día?

“A partir de que se le dio un nombre se confundieron muchos conflictos con bullying. No es bullying si dos chicos se agarran a piñas en el recreo, eso es un conflicto. El bullying es algo sostenido en el tiempo, siempre contra el mismo, por uno o varios chicos, y el tema es que las redes sociales lo potenciaron”, explicó Álvarez.

A modo de ampliar su explicación señaló que “poder maltratar a otro y humillarlo desde el anonimato que permiten las redes potencia el tema y ya no queda circunscrito al aula sino que excede estos límites durante los 7 días a la semana las 24 horas. Eso hace mucho daño”.

“La sociedad en vez de evolucionar a favor de la convivencia va peor. Parece que dos guerras mundiales no fueron suficientes para poder convivir mejor”, reflexionó y agregó convencido: “Pero no hay que bajar los brazos, hay que insistir”.

– ¿Por qué en lugar de intervenir en defensa de los agredidos los mismos chicos parecen siempre arengar y fomentar la agresión y la violencia?

– No se tiene conciencia de parte de los chicos del daño que se está causando en el otro, lo toman en broma, cuando reflexionan se dan cuenta que no estuvo bueno, algunos lo hacen por miedo a que les pase a ellos, y otros actúan como masa, se dejan llevar. Es más fácil como forma de pertenecer al grupo reírse o viralizar la agresión que tomar una actitud crítica y plantarse cuestionando el accionar agresivo. Para hacer eso hay que tener los valores bien firmes, para poder defender tu postura y hacerle entender a los otros. Ahí es donde tienen que intervenir los adultos con la autoridad que tenemos.

– Como especialista en la temática ¿cuáles serían algunas recomendaciones a tener en cuenta para prevenir los hechos de bullying?

– Hay que estar atentos a las actitudes de los chicos. Como docentes y como padres tenemos la obligación de darnos cuenta si alguno de los chicos está siendo acosado y de ayudarlo rápidamente. Tenemos que intervenir, involucrarnos, no mirar para otro lado. Dejar de hacernos los distraídos y echarle la culpa a los otros, porque ahí los únicos que se perjudican son los chicos. También hay que saber pedir ayuda a tiempo, no creer que somos capaces de resolver las cosas solos y dejar de lado actitudes soberbias. Al Estado, a los profesionales, pedir recursos. Y como institución escolar es importante no negar el tema. No hay que esconder la tierra abajo de la alfombra, hay que trabajar en eso y actuar.

Finalmente, en relación al día de su conmemoración, Álvarez dijo que “está bueno que tengamos un día, está bueno que se hable del tema” y a modo de consejo recomendó “intervenir, involucrarse”.

“La pregunta no es por qué me comprometo sino cómo los demás pueden ser tan indiferentes”, cerró el especialista tomando como referencia una frase del pensador francés, Pierre Bordieu.