Un informe presentado este miércoles en forma conjunta por el Observatorio de la Deuda Social (OSDA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) y Cáritas advirtió sobre el aumento de la pobreza multidimensional durante el año pasado, en plena pandemia de coronavirus, y su particular impacto en la infancia, y destacó que sin la implementación de medidas sociales como la Tarjeta Alimentar y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se “hubiera duplicado o triplicado” la cifra de 44, 2%.

El informe, titulado “Un rostro detrás de cada número, radiografía de la pobreza en Argentina”, fue difundido durante la mañana de este miércoles en forma virtual por las dos organizaciones, y sirvió también para presentar la tradicional colecta anual de Cáritas que se realizará este fin de semana en el marco de una “situación social dramática”, según advirtieron.

Las cifras del nuevo informe de la OSDA -que abarcan el período comprendido entre el 2010 y el 2020- muestran un “claro aumento, no sólo en los niveles de pobreza, sino también en los de indigencia” y se indica que “caen en la pobreza familias que siempre tuvieron trabajo, pero que hoy no les alcanzan sus ingresos”.

Según los gráficos del informe, la tasa de indigencia se sitúa en un 10,1% en 2020, pero destaca que hubiese sido del 11,6% sin el programa Alimentar, del 18,3 % sin el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), del 20,2% sin la tarjeta ni IFE; del 24,9% sin esas dos herramientas más la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros programas, y del 27,9% sin los ítems anteriores y las pensiones no contributivas.

En cuanto a la tasa de pobreza, la ubica en el 44,2% durante el año 2020, y aclara que hubiese llegado al 53,1% de las personas sino se hubiera implementado la tarjeta Alimentar, el IFE, la AUH y las pensiones no contributivas.

Además, se aclaró que “la pobreza multidimensional estructural afectó en 2020 al 24,2% de la población”, por lo tanto “uno de cada cuatro argentinos es pobre no sólo por ingresos sino también en tres dimensiones de derechos sociales”.

El informe habla particularmente de la situación de la infancia. En tal sentido, sostiene que “más de la mitad de los chicos son pobres, porcentaje que alcanza casi el 75% en el conurbano bonaerense y otras zonas del país” y precisa que en estos lugares “de cuatro chicos que se sientan a una mesa, solo uno come todos los días”.

En tal sentido, se destacó que entre los niños y niñas la inseguridad alimentaria total pasó del 30,5% en 2019 al 34,3% en 2020.

Un gráfico sobre “Inseguridad alimentaria y asistencia alimentaria gratuita en espacios escolares y comunitarios” muestra que el 34,3% de los niños entre 0 y 17 años sufrieron inseguridad alimentaria total en 2020 y el 15,6 inseguridad alimentaria severa.

Asimismo, el 46% recibió en 2020 alimentación gratuita en comedores, escuelas u otros espacios. De este porcentaje, el 9,12% recibió ayuda alimentaria directa, el 22,8% ayuda con la Tarjeta Alimentar y el 14,04% ambas asistencias.

Pero además de la inseguridad alimentaria, las infancias también se vieron vulneradas en materia de educación, ya que “el contexto de virtualidad en 2020 evidenció distintas brechas, como por ejemplo, en el principal medio de contacto con la escuela durante el Aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO)”, señaló el informe.

Dentro del estrato socio-ocupacional “bajo marginal” y “bajo integrado”, la mayor herramienta de contacto entre los niños, niñas y adolescentes y la escuela fueron las redes sociales, con un porcentaje del 69,6% y del 49,6%, respectivamente. En cambio, en los sectores “medio no profesional” y “medio profesional”, el principal contacto con los establecimientos educativos fue a través de plataformas virtuales, con porcentajes del 52,3% y del 72%, respectivamente.

Asimismo, el informe habla de una caída en el empleo formal y precisa que las medidas sanitarias adoptadas por la pandemia de coronavirus afectaron “con mayor fuerza, a quienes contaban con empleos precarios y a los trabajadores de la economía informal”.

“Junto a la pobreza material crecieron considerablemente las múltiples consecuencias psicológicas y afectivas, provocados por la enorme presión emocional que se genera tanto por la enfermedad, como por las medidas asumidas para afrontarla”, señala.

En este sentido, se destacó que el 30,3% de la población pobre presenta malestar psicológico, el 15,7% infelicidad y el 16,3% carece de proyectos.


El estudio fue presentado por videoconferencia con exposiciones del presidente de Cáritas, monseñor Carlos Tissera; Agustín Salvia, director del ODSA; Ianina Tuñón, coordinadora del Programa Infancia OSDA/UCA; Nicolás Meyer, director de Cáritas Argentina; Macarena Sarmiento Peretti, miembro del equipo central de Cáritas Buenos Aires y Solange Rodríguez Espínola, coordinadora del programa Desarrollo Humano ODsA-UCA.

En la presentación, Salvia remarcó que el 41,9% de la población urbana es “pobre multidimensional, es decir que son pobres por ingresos y por carencias” y agregó que “el 25 % está en una pobreza multidimensional estructural”.

En ese sentido, tanto desde el Observatorio de la UCA como desde Cáritas valoraron los programas de asistencia y transferencia directa que el Gobierno implementó en el último año durante la pandemia, ya que “sin los programas de transferencia de recursos se hubiera duplicado y casi triplicado la pobreza”, según sostuvo Salvia.

No obstante, aclaró que “ningún programa social va a solucionar el problema de la pobreza estructural en la Argentina”.

A su turno, Tuñón explicó: “Los programas de alimentos y de transferencia de ingresos como la tarjeta Alimentar tuvieron más cobertura en los niños de entre 0 y 4 años. A medida que crecen van teniendo menos cobertura”.

En tanto, monseñor Tissera advirtió: “Los desencuentros políticos e ideológicos agravan el problema, porque sólo generan más división. Tenemos que unirnos ahora y no perder tiempo en discusiones estériles ni especulaciones electoralistas. No sea que la crisis termine por dejarnos sin fuerzas o que el daño sea imposible de reparar”.