El Sindicato de Conductores de Trenes La Fraternidad, que lidera Omar Maturano, rechazó la posibilidad de que se eleve el 1% los actuales aportes de los trabajadores a las obras sociales y reclamó «la urgente representación» del movimiento obrero en «la administración de esos fondos» del sistema de salud.

Maturano rechazó la iniciativa de aumentar «el aporte a las obras sociales sindicales en un 1 por ciento para reforzar el financiamiento del sistema de salud», y señaló que «los trabajadores aportan y solventan estructuras gubernamentales, pero se les niega representación para ejercer sus derechos».

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Un documento de los maquinistas de trenes rechazó «la ausencia de representación gremial en la administración de los fondos de las obras sociales» y enfatizó que «el aumento del aporte de los trabajadores no incluye que la parte proporcional que maneje la salud deje de integrar esa conducción arbitraria», indicó.

Maturano se opuso a la posibilidad de incremento del aporte a las obras sociales, luego del almuerzo que el jueves último compartieron en Olivos con el presidente Alberto Fernández varios integrantes del consejo directivo cegetista y otros funcionarios, en el que se conversó el tema, según las fuentes gremiales.

«La iniciativa procura oxigenar a un sistema exhausto por el incremento de las prestaciones, sin correlato presupuestario; a la reducción de las recaudaciones por el creciente deterioro del trabajo digno y a la asignación arbitraria de fondos», puntualizó Maturano, integrante del consejo directivo de la CGT.

El dirigente reseñó que la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) fue creada en «el período en el que más ataque sufrió el sistema solidario de salud a partir de la desregulación de las obras sociales, la competencia desleal con las prepagas, la anulación de la solidaridad vertical y la mercantilización abierta».

«Los Gobiernos manejaron los fondos en un intento de disciplinar al movimiento obrero mediante la distribución arbitraria del dinero, su retención y la incorporación de prestaciones obligatorias -tratamientos, drogas y prestaciones- sin especificar el origen de la plata para cubrir el incremento del gasto», aseguró.

Maturano señaló que también al sindicalismo se «le niega representación a pesar de los aportes económicos que realiza para sostener al Pami», y puntualizó que existe «ausencia de solidaridad», y también que de «los 4.500 pesos que ese organismo recauda por trabajador solo se transfieren mucho menos que 1.000 pesos para cubrir las necesidades sanitarias de jubilados y pensionados».

«Las autoridades de todos los organismos son designadas por los Gobiernos, que no tienen en cuenta a la representación obrera que los financia. Existe un gran esfuerzo de los trabajadores, pero no participación social. Tampoco hay una profunda discusión sobre las causas de la crisis», concluyó el dirigente gremial.

En ese almuerzo en Olivos participaron los cotitulares de la CGT Héctor Daer (sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), Antonio Caló (UOM), José Luis Lingeri (obras sanitarias), Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (UPCN), además del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia, y Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos.