El presidente de Rusia afirmó que el personal militar de la OTAN ya estaba presente en Ucrania y afirmó que su país había detectado que se hablaba inglés y francés en el campo de batalla.
Es tal la importancia de esta guerra en Tierra Santa, que fue profetizada un tiempo antes que sucedería en octubre de 2023, por mensajes y visiones al Padre Oliveira y a una Monja Nordestina, en Brasil.
Ante sus fieles, el Sumo Pontífice pidió por la paz de los países que están en crisis bélicas en todo el mundo y afirmó que se está librando la Tercera Guerra Mundial.
El sumo pontífice repasó su tiempo en el trono de Pedro y expuso: "No pensaba ser el Papa de la tercera guerra mundial, pensé que lo de Siria en 2014 era algo singular. Pero luego estuvo Yemen, vi la tragedia de los rohingya en Myanmar y vi que había una guerra mundial. Y atrás está la industria de las armas. Esto es diabólico".
A la hora de tomar la palabra, el presidente chino, Xi Jinping, advirtió contra el uso de alimentos y energía como armas. Putin no asistió “por cuestiones de agenda” y tampoco lo hicieron Andrés López Obrador y Jair Bolsonaro.
Las miradas desde distintos puntos clave en la geopolítica mundial miran ahora a Washington y la estela que dejó el saliente secretario de Seguridad Nacional, John Bolton, en lo relativo a la posiblidad o no de desatar una guerra a escala global.
Fuera de las peleas geoestratégicas y mediáticas para el consumo de las masas, se está tejiendo un plan superior en la sombra por parte de los amos del sistema.