Las vivencias de dos directoras de cine que se sometieron a un aborto, sus historias y los problemas que representa llevar esa experiencia al cine, son los diferentes ángulos que toca «Esa casa amarilla», de Marina Vota y Valeria Ciceri, que amplían su búsqueda a otras mujeres que también pasaron por ese momento traumático.

En el documental, que se estrena el próximo jueves y tuvo su paso por diferentes muestras como el Torino Film Festival en Italia y el Cinefem en Uruguay entre otros, la argentina Vota y la italiana Ciceri (ambas egresadas de la Universidad del Cine, FUC), recuerdan sus abortos y empiezan un recorrido entre Buenos Aires y el norte de Italia en la búsqueda de pistas que las ayuden a superar ese doloroso momento.

Según una de sus directoras, Marina Vota, la película nació a partir de una imposibilidad, de una vergüenza, “de la dificultad de hablar abiertamente de nuestros abortos, incluso en el marco de nuestra amistad”.

Por su parte, Valeria Ciceri reflexiona sobre la dificultad de concretar un documental sobre el tema: “A medida que grabábamos la película nos dimos cuenta de los límites de la representación alrededor de una experiencia tan íntima”.

En ese sentido «Esa casa amarilla» encuentra en los testimonios de las realizadoras y de otras mujeres el contenido de la película, pero en cuanto a la forma, la decisión de la puesta se define por mostrar la imposibilidad de lograr un relato que transmite la complejidad del dolor, un proceso frente a cámara que busca sentidos para abrir el debate frente a los posibles espectadores de la película.