Reunidas a raíz de la lucha feminista por la concreción de la ley del aborto legal, seguro y gratuito en todo el territorio nacional, las trabajadoras de la música de Rosario comenzaron a darse cita en diferentes asambleas, donde a través de los testimonios de cada una descubrieron o confirmaron que sus problemáticas eran compartidas y se decidieron aún más de que el ambiente machista en la música debe terminarse de una vez.

Cansadas del reiterado acoso y desmerecimiento por parte de colegas, productores, dueños de bares y hasta el propio público, de la falta de equidad en espacios musicales y empoderadas en una misma lucha para terminar de cambiar la realidad actual, se conformó el Colectivo Mujeres Músicas de Rosario, un espacio que aúna a todas las trabajadoras de la música (ya sean profesionales o aficionadas) y que tendrá su gran presentación este viernes 10 de agosto.

Más precisamente, será desde las 20 en el Galpón de la Música (Estévez Boero 890), donde alrededor de 40 músicas estarán defendiendo sus canciones, sus letras, sus formas de hacer música y de crearla.

Con este evento, el Instituto Nacional de la Música (Inamu) comenzará su agenda de género 2018 con la presentación del colectivo, bajo la representación de su vicepresidenta, Paula Rivera, para luego trasladarse a las regiones del NOA, NEA, Nuevo Cuyo y la Patagonia, concretando lo que también empezó a gestarse el lunes 30 de julio con la primera reunión con músicas de la región Metropolitana.

Al respecto, Conclusión dialogó con Julia Vélez, productora de eventos culturales y música aficionada, quien contó sobre los objetivos y raíces de este espacio, lo que se podrá ver en el lanzamiento oficial y cómo tienen que hacer aquellas artistas que deseen sumarse.

¿Cómo nace el Colectivo de Mujeres Músicas? ¿Cuáles van a ser sus principales objetivos?

— El nacimiento se da directamente en relación a la aprobación de la ley de aborto legal, por este pedido necesario que tenemos las mujeres como sujetos y como cuerpos de poder decidir sobre nosotras mismas y garantizar ese derecho para todas en todos los niveles, como personas independientes de una condición impuesta socialmente, que es esto de la maternidad por el hecho de ser mujer. De ahí surge la necesidad de juntarse y del llamado internacional que se llama “Nosotras proponemos”, que tiene una carta fundacional en donde nos vimos bastante reflejadas.

Por otro lado, surge de la necesidad de juntarnos entre la cantidad de músicas, compositoras, cantantes e instrumentistas, que tanto nos costó por esta cuestión cultural de “la competencia entre mujeres” y ese discurso que rompimos, directamente. Era una necesidad porque nos juntamos y muy naturalmente nos aunó el feminismo, la ley, y particularmente en el ambiente de la música el poder proponer y organizarnos para garantizar equidad en cuanto a espacio en los escenarios, en los festivales, en la producción de esos festivales y en la voz que canta y dice. Esos son los tres grandes ejes de donde nace el colectivo: el feminismo, la garantía de la ley por el aborto y la búsqueda de equidad en los espacios donde trabajamos.

En general, si bien algunas cosas pueden haber cambiado en estos últimos años, se suele considerar al mundo de la música como un ambiente machista. ¿Cómo lo sienten ustedes desde su lugar? ¿Sienten que ha cambiado algo en este último tiempo?

— En un devenir bastante acelerado en este último tiempo, en lo particular siento que hubo un cambio. Más que nada en los lugares tradicionales de festivales y escenarios, bares, etcétera, donde nos estamos dando ese lugar y nos están escuchando. En la sociedad en general ahora se le está dando un lugar a la voz de la mujer y esto no podía quedar afuera, menos cuando somos comunicadoras también desde el arte y decimos, escribimos y cantamos mensajes desde nuestro sentir. Yo veo que se está abriendo un espacio y que pasan dos cosas: por un lado los estamos generando y por el otro nos estamos haciendo cargo y los estamos ocupando desde una perspectiva feminista. Y eso es lo que nos proponemos. Abrir nuevos espacios y ocupar los que ya están, para con esa perspectiva transformarlos.

¿Qué es lo primero que tiene que cambiar?

— Creo que esto es como una ola, que va y modifica cosas a su paso. Por lo general, a veces viene bastante impulsiva y fuerte, como que viene contenida y de golpe se suelta. Los cambios en general se dan por ese impulso, pero mientras tanto lo que tiene que cambiar es la manera de pensar a la mujer, el lugar del imaginario social que ocupa, y empezar a ver el lugar real que ocupa. Tanto en sostener las economías sociales (las familiares), la forma de crear, gestionar y producir de la mujer. Eso tiene que cambiar. Empezar a observar eso, a tomarlo, mezclarlo y darle lugar. Particularmente en la música, ser escuchadas en igualdad de condiciones y que deje de haber esto que tiene el patriarcado de un lugar de sumisión o desmerecimiento que hay hacia la voz de la mujer sólo por ser mujer. Es lo que tratamos de hacer con el colectivo.

¿Cuáles son las principales cosas que les toca sufrir para llevar adelante su carrera o la práctica musical?

— En realidad, lo que está pasando es que ahora se están visibilizando (las problemáticas) y nos animamos a hablar. La asamblea de compañeras músicas es poderosísima porque es potencia pura, en el sentido de que si una habla la otra se anima a hablar y hablamos todas de todas las situaciones de abuso, de violencia, de desmerecimiento y todas esas cuestiones que hay. También la relación machista que existe entre un productor y una música, entre un bolichero y una música, que no es la misma relación que con un músico. Siempre está esta cuestión del machismo en el medio, ya tanto desde los comentarios que nos hacen y hasta a veces una exageración por ser mujer (del estilo: “Uy, sos una mujer y sos batera, qué fuerte, que bueno que seas mujer y toques un instrumento”). Esas son cosas que tienen dejar de pasar y tienen que empezar a tratarnos como pares colegas.

Más allá de eso, también se dan situaciones directamente de abuso, de sentir que entre mismos colegas hay una situación de que uno tiene permiso a hacer ciertos comentarios fuera de lugar porque sos mina, y comentarios que pasan desde el compañero músico hasta el bolichero, el productor o hasta el mismo público. Como músicas nos exponemos a eso y me parece que lo que hace la cuestión de un escenario con mujeres músicas es evidenciar grotescamente el machismo más acérrimo, y lo que está pasando es que ahora de repente se están cuidando. Ya no está bueno decir ciertas cosas. Ya no está bueno mirar de cierta manera. Y si lo hacen, nos hicimos un lugar para decir “che, no te desubiques”, y a veces pasa que ni siquiera somos nosotras las que lo dicen sino otras personas que están viendo eso. Es muy potenciador lo que está sucediendo y estamos felices.

¿Qué es lo que se va a poder ver en la presentación del viernes?

— El viernes lo que se va a poder ver es algo bastante hermoso, ambicioso, porque son aproximadamente 40 músicas que van a estar defendiendo sus canciones, sus letras, sus formas de hacer música, de crearla, que me parece que es lo más potente de todo. En el ambiente va a estar suspendida toda esta cuestión de la potencia de la mujer, de esta perspectiva del feminismo, de trascender las diferencias y las competencias y esa cosa impuesta de que “la mujer compite con otra mujer” y “se miran arriba del hombro”, como desconfiadas. Las asambleas que tuvimos, que ya son cinco y vamos por la sexta, dan cuenta de que todo eso era ficticio y que cuando abrimos nuestro sentir y nuestras experiencias, y nos sentimos cerca, y vemos que la de al lado es una hermana porque vivimos situaciones parecidas toda nuestra vida, en lo particular y concretamente en el ejercicio de ser músicas nos encontramos frente a las mismas situaciones difíciles. Entonces, estamos hermanadas, y eso es lo que va a pasar un poco el viernes. Dar cuenta no sólo de la producción grosa de artistas zarpadas a nivel musical y compositivo sino también esta unión de fortaleza y potencia que está dando este encuentro maravilloso que es el Colectivo de Mujeres Músicas. Se va a respirar potencia, creatividad y mujeres unidas y juntas.

Quien quiera sumarse al colectivo, ¿cómo tiene que hacer?

— Cualquiera que sea o se sienta música (el Colectivo no se cierra sólo a profesionales), está invitada a participar de las asambleas, que las estamos haciendo cada tres semanas, y la forma de contactarnos es a través de un grupo que se llama Colectivo Mujeres Músicas de Rosario, un grupo cerrado, pidiendo la invitación para que las agreguemos y se enteren de toda la movida. Después tenemos la fan page, que es un medio para ponerse en contacto, que es Colectivo Mujeres Músicas Rosario y ahí también vamos tirando data de promoción de todo lo que vamos haciendo y a dónde nos vamos adhiriendo y difundiendo.

Las entradas anticipadas para el viernes 10 de agosto a las 20 en el Galpón de la Música se venden al popular precio de 80 pesos en la librería Mal de Archivo, y a 100 pesos en puerta. “Queremos que se llene de gente y que sea una fiesta”.