Por Juan Manuel Martellotto

“El amateur, segunda vuelta” es la obra emblemática de Mauricio Dayub que vuelve a Rosario en su renovada versión, con funciones el sábado 6 y el domingo 7 de abril a las 20 en el tradicional Teatro La Comedia (Mitre y cortada Ricardone).

Dirigida por Luis “Indio” Romero, los actores Mauricio Dayub y Gustavo Luppi encarnan los personajes de Pájaro y Lopecito, protagonistas de la obra que encuentran un objetivo común y arriesgan todo lo que tienen para lograrlo. Juntos producen un milagro: que el sueño de uno se transforme en el sueño del otro.

La amistad, la pasión y dar la vida sin esperar nada a cambio. Esa es la esencia de El Amateur.

“La escribí, la actué y la produje, y esta es la segunda versión, la nueva versión que hicimos hace dos años y medio con Gustavo. Una versión que ya tiene más de 200 funciones. Hemos estado haciéndola en el Festival Internacional de Córdoba, estuvimos en Montevideo, en Miami”, dice Mauricio Dayub en diálogo con Conclusión, que junto a Luppi pasaron por los estudios del medio digital, para brindar mas detalles de la célebre obra.

El destacado actor y director ahonda: “Este verano hicimos la temporada del Mar del Plata, y ahora estamos emprendiendo, siempre estamos en cartel en Buenos Aires, es una gira por todo el país. Así que Rosario es un poco el puntapié inicial de este año, venimos con muchas ganas, sabemos que el público rosarino es un público muy teatrero, y una historia como esta tan potente, tan divertida y tan conmovedora, me parece que les va a gustar mucho”.

– ¿Por qué eligen siempre Rosario muchos actores y actrices para ‘probar’ la obra?. Dicen que Rosario es como el tester de cómo va a funcionar en otros lugares…

Gustavo Luppi: Bueno, eso lo han institucionalizado desde que venían a estrenar sus espectáculos acá, antes de estrenarlos en Buenos Aires. Sabemos que hay una gran tradición cultural y teatral en Rosario, y hay un público teatral muy importante, y quizás menos diseminado que el que hay en Capital, entonces más concentrado, quiero decir. Entonces, imagino que tiene que ser por eso. Estoy sanateando y haciéndote una teoría en base a mi conocimiento.

 -También pasa en la música y en el arte en general…

Mauricio Dayub: Es una ciudad grande a pocos kilómetros de Buenos Aires, es una ciudad donde si uno necesita algo relacionado con el espectáculo, lo va a encontrar. Tiene en ese sentido muchas facilidades, más allá de lo que decía Gustavo, que suma también como motivo.

¿Cuánto hay de tu historia personal en EL AMATEUR ?

Mauricio Dayub: El puntapié inicial de la esencia de la historia es una imagen que yo tuve cuando era muy chico, que vi a alguien que hacía un esfuerzo casi sobrehumano para lograr un sueño, para cumplir un objetivo.

Y en un momento de la vida en el que yo apenas pasaba los 20 años, y también tenía que desarrollarme, tratar de encontrar mi lugar en el mundo, me acordé de ese esfuerzo, de esa persona, de ese objetivo tan claro. Y me pareció que haciendo la analogía, escribiendo la historia de él para ver reflejada la mía, sanaba un poco lo que me estaba pasando.

Con el tiempo, eso mismo lo compartí con un montón de espectadores, no solo en la Argentina, porque al hacerse la película también la acompañé a otras ciudades del mundo, como San Sebastián (País Vasco, España), la obra de teatro fue a Washington (Estados Unidos), a Barcelona (Cataluña, España), al Festival de Caracas (Venezuela), y me fui dando cuenta que en todos los lugares del mundo siempre estamos necesitando cumplir sueños, que alguien se opone a que eso ocurra, y que todos necesitamos un poquito de este envión que te da el amateur para poder dedicarnos a hacer lo que tenemos que hacer, cada uno.

me fui dando cuenta que en todos los lugares del mundo siempre estamos necesitando cumplir sueños

-Evidentemente hay una enseñanza, o un incentivo para que uno nunca baje los brazos y persiga sus sueños, más en el aspecto artístico. Y que va contra los mandatos sociales, o contra lo establecido. ¿Vos eras la oveja negra de tu familia?

Mauricio Dayub: Sí, sí y una vez que uno empieza a desarrollarse, también se encuentra con la negativa del otro. El otro siempre es una dificultad que uno tiene que sortear, porque uno se puede considerar artista cuando logra imponerse entre las dificultades que tiene y la concreción de su obra. Pero muchas veces nos pasa que los propios negativos somos nosotros mismos. Es difícil confiar y creer en que uno va a poder, hasta que uno no se lo ha demostrado. El amateur te impulsa un poco a eso, a que cada uno se demuestre a sí mismo que puede con lo que quiere.

Es difícil confiar y creer en que uno va a poder, hasta que uno no se lo ha demostrado.

-No me quiero salir de ‘El amateur’, pero tengo entendido que la figura de tus abuelos fue muy importante en tu vida, y de alguna manera, ante un consejo que alguna vez te dieron, eso te inspiró para dar nombre otras de tus obras. Me refiero a ‘El Equilibrista’. ¿Hay algo de eso?

 Mauricio Dayub: Sí, sí. Mi abuelo siempre decía que el mundo es de los que se animan a perder el equilibrio, y esa frase es la que da inicio al equilibrista, y la que en algún momento del espectáculo hay que plasmar para animarse. En ese sentido, el amateur y el equilibrista tienen algún punto en común. A pesar de ser dos espectáculos distintos, hay una parte de la esencia que se les parece mucho.

-Y con respecto a Gustavo, ¿cómo te insertaste en tu historia, digamos, a la obra de la cual formás parte con Mauricio?

Gustavo Luppi: Con Mauricio nos conocemos hace muchos años. Es más, cuando él estaba escribiendo ‘El amateur’, hablábamos sobre las dificultades o las ideas que iban surgiendo, y  hará dos años o tres años, un día me llama y me dice ‘mira, quiero volver a hacer la obra porque me parece que vale la pena’, y me encantó, me pareció que era un programón hacerlo, que valía la pena, que era un honor, y que además era fantástico poder transitar esa pieza especialmente, porque no era una obra cualquiera, no era una obra, despectivamente le digo, de Tennessee Williams.

-Creo que es una obra con mucha sensibilidad…

Gustavo Luppi: Mucha sensibilidad, y además conociendo la historia de Mauricio sé que es una obra donde él escribe de adentro hacia afuera, es una persona que escribe…

-Muy visceral…

Gustavo Luppi: Muy visceral y muy realmente de que las cosas que le pasan, y yo sé y reconozco los bocadillos en la obra que tienen que ver con su historia y de dónde lo sacó y por qué y qué quiere decir él en su vida con eso. Y entonces eso hace que yo lo disfrute mucho al espectáculo.

-Y que no sea casual que estés vos ahí con él, porque quien mejor para entenderlo.

Gustavo Luppi: Y yo creo que como dicen algunos maestros de teatro, la constelación se dio porque así se tenía que dar.

Mauricio Dayub: Y hay algo esencial en la obra que también se refleja que es la amistad, de confiar en el otro, y en ese sentido yo sabía que esa amistad que nosotros teníamos desde hace muchísimos años, el público la iba a advertir también, que le iba a sumar al espectáculo.

Y hay algo esencial en la obra que también se refleja que es la amistad

Porque hay algo de la confianza, hay algo de lo que uno se deja llevar por el otro, que no está ocurriendo tanto en la realidad en la que vivimos, y que sí ocurre en la obra, y que el espectador en el momento que el amigo arriesga todo lo que tiene por el otro, y sobre todo por el objetivo del otro, se da cuenta que nuestra vida podría ser mejor si pudiéramos llevar ese tramo de la ficción a la realidad. Ahí la amistad juega un papel muy fuerte en la obra.

-Me quedé pensando, cuando hiciste la obra que se estrenó en el 97 aprox, después la película pocos años después. No debe ser fácil llevar una obra de teatro al cine y que sea un éxito en el sentido de lograr conservar y/o preservar su esencia original. ¿Cómo lo lograron?

Mauricio Dayub: Hubo algo muy curioso, yo empecé a escribir la obra sin haber escrito nunca nada, ni siquiera las poesías del desamor de la adolescencia. De bruto. Sí, pero la empecé a escribir en formato cinematográfico, porque nunca pensaba que la iba a estrenar. Yo nunca había escrito, no era autor. En un momento, cuando me di cuenta que me fluía, y que tenía gran parte de la historia escrita como un guión rudimentario de cine, me di cuenta que lo que yo podía hacer con eso era un espectáculo de teatro, porque era lo que yo más sabía, y de lo que menos dinero dependía, y de menos cantidad de gente dependía.

Entonces se la llevé a Mauricio Cartún, a uno de nuestros grandes dramaturgos, y me dijo que estaba en lo cierto, que tenía una posibilidad de hacerlo. Le empecé a llevar las distintas versiones.

Cuando estrené la obra de teatro, vino un director de cine con el que yo había hecho una película, salió de la obra, me llamó y me dijo ‘yo vi una película, quiero hacer el guión, quiero que me des los derechos para escribir el guión´. Era Juan Bautista Stagnaro, y a mí me pareció absolutamente natural, porque yo la había empezado a escribir como una película. Entonces no sentí…

Entradas: teatrolacomedia.gob.ar

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