Por Juan Manuel Martellotto

God Save The Queen logró una vez más recrear la magia del célebre y recordado Freddie Mercury en el emotivo show que la banda brindó la noche del viernes 5 de abril ante un Teatro El Círculo con su capacidad totalmente colmada.

La agrupación rosarina, cuyo espectáculo es considerado como el show homenaje más importante del mundo por la prensa especializada y por el propio fundador, guitarrista y compositor de Queen, Brian May, inició su concierto con su hits One Vision, uno de sus temas más conocidos, de larga introducción, idóneo como para hacer la apertura.

Por el lapso de casi 2 horas la banda interpretó muy fielmente un setlist de al menos 25 canciones de Queen que en su mayoría fueron los grandes éxitos como Under pressure, I Want it all, Crazy Little Thing Called Love, Radio Ga Ga, Rapsodia Bohemia, I want to break free, Wi Will rock you, We are the champion, entre otras y que a la vez fue alternando con algunos temas de la amplia discografía del mítico grupo británico. Si bien durante todo el transcurso del recital el público se mostró con la misma buena predisposición, cantando y coreando, algunos de los momentos más solemnes del concierto fueron cuando God Save The Queen interpretó Who Wants to Live Forever y Love of My Life, que son mucho mas que hermosas canciones de amor y tienen unas melodías sublimes. Tanto como cuando el guitarrista Daniel Marcos quedó ejecutando con su instrumento un solo prolongado que con su técnica y destreza hizo sonar a su guitarra transmitiendo mucho sentimiento al pulsar sutilmente las cuerdas, logrando así unos climas increíbles y demostrando de ese modo porque fue elegido para formar parte de tan importante banda.

Párrafo aparte merece el cantante Pablo Padín quien en cada show tiene el desafío de encarnar al ex mítico líder de Queen y no sólo sale airoso sino que logra un profundo efecto en el público que lo percibe como si estuviera en presencia del mismísmo Freddie Mercury. No deja de sorprender no sólo por su parecido físico sino por sus gestos, movimientos y en especial su voz. Tarea nada sencilla. Realmente da la sensación de ver y escuchar a Freddie Mercury «en vivo». Y no sólo eso sino que Padín también toca el piano tal como lo hacía Freddie ¡Y lo hace muy bien!. E incluso hasta se colgó e hizo sonar la guitarra electroacústica. Esos detalles sumado al cambio de vestuario del vocalista en diferentes momentos del concierto hacen que el show sea una experiencia única.

Es imposible no estremecerse al presenciar un espectáculo de God Save The Queen y no es casual que la banda rosarina ocupe el lugar de privilegio que tiene como digna embajadora mundial de la música de Queen y del legado artístico del gran Freddie Mercury, quien estará orgulloso desde algún rincón del universo por el grupo elegido en recrear su gran obra.