El músico y compositor Eduardo Carrasco, director y co-fundador del emblemático conjunto folclórico Quilapayún, subraya su veta solista con “Carrasco 2”, un personalísimo y testimonial disco en el que sin descuidar la ironía denuncia que en Chile viven «en el sistema ideado y creado por Pinochet».

“Chile es el país mas incoherente debido a que la herencia de la dictadura no se ha modificado. A pesar de los 29 años de supuesta democracia, no hemos sido capaces de salir del sistema pinochetista y ni siquiera cambiamos la constitución demoníaca que él y sus secuaces inventaron”, consigna Carrasco durante una entrevista con Télam.

El también poeta, escritor y filósofo, de 78 años, que en 1965 fundó Quilapayún junto a Julio Numhauser y a su hermano Julio, llegó a su segundo álbum en solitario tras 12 años de la primera entrega y para ello sumó la intensa colaboración de Fernando Julio.

“Carrasco 2” reúne 10 canciones (“La luz de la luna”, “Cumbia de lo que se fue”, “Guajira chilena”, “Yo canto desafinado”, “Tal vez”, “Deca-densa”, “Inmóvil”, “Meneses”, “Yo no soy católico” y “El amor es un puñal”) que, advierte, “tienen que ver con aspectos íntimos de la vida, pero también con formas de compromiso mucho más directas que lo que había hecho hasta ahora con el Quillapayún”.

Télam: ¿Qué distancia percibe entre la sonoridad de Quilapayún y la que asume en sus discos?

Eduardo Carrasco: Hay una enorme distancia y una innegable proximidad. Eso es posible si lo analizás desde un punto de vista esencial. Para bien o para mal hay mucho de Carrasco en el Quilapayún: Ideas, posicionamientos, sentimientos, experiencias. Por supuesto el Quilapayún es una obra colectiva. Pero eso no significa que los que creamos no vayamos dejando nuestra huella en lo que se hace. Y también en Carrasco hay mucho que viene del Quilapayún, pues el grupo hizo un camino determinante en la vida de cada uno de nosotros.

T: ¿Y por qué Quilapayún no podía ser el ámbito para contener esas búsquedas?

EC: Lo es en parte, pero como estas canciones son posturas, sentimientos y reflexiones personales, no podrían ser asumidas honestamente por ningún grupo. Cuando tú cantas en grupo, el contenido de lo que dices tiene que ser compartido por todos sus miembros. El Quilapayún es el grupo emblemático de los tiempos de Allende y eso no lo podemos borrar. Así es y así será siempre, y eso implica posibilidades y limitaciones.

T: ¿Qué tiempos son los que vive Chile ahora?

EC: En Chile vivimos momentos muy descorazonadores donde los ateos estamos arrinconados y estamos en un verdadero cataclismo valórico: Los militares se han puesto a robar, por todas partes aparecen curas pedófilos, los jueces ya ni esconden sus convicciones políticas derechistas, los políticos de todos los pelajes aparecen involucrados en negociados, estamos en pleno naufragio. Y lo mas terrible es que eso no puede traer otra cosa que violencia.

T: ¿Qué planes individuales y grupales tiene para 2019?

EC: Pienso seguir dando a conocer este disco. Estoy convencido de que este tipo de canciones pueden interesarle al público argentino, que es muy receptivo a todo lo que es palabra con sentimiento y con verdad. Además, Argentina ha puesto más freno que Chile a la globalización cultural, lo que significa que hay mayor receptividad a la música en nuestro idioma. Y también seguiré cantando con el Quilapayún, que todavía resiste con éxito la ola de indiferencia hacia lo nacional. Ojalá que podamos hacer conciertos en Argentina, donde nunca hemos dejado de estar presentes.