Por Mario Luzuriaga

Rodrigo de la Serna es uno de los más prestigiosos actores de Argentina y se presenta nuevamente en Rosario para despedirse de la obra «El Farmer».

Junto a Pompeyo Audivert formaron una dupla genial en la que adaptaron la novela de Andrés Rivera sobre los últimos momentos de Juan Manuel de Rosas, en un monólogo tan extenso como brillante en el que repasa aún más allá del marco histórico y político, principalmente la problemática filosófica y los dilemas en torno a temas como el sexo, la muerte, los argentinos y el destino, entre otros.

De la Serna habló con Conclusión previo al espectáculo que se presentará este sábado a las 21 y el domingo a las 20 en el teatro La Comedia.

—Este fin de semana te despedís de «El Farmer» en Rosario, ¿qué es lo que más te atrajo para hacer esta obra?

—Todo, primero la monumentalidad del autor Andrés Rivera que me cautiva desde hace años. Inclusive antes de haber leído «El Farmer», yo era fanático de su literatura antes de haber llegado a su libro. La figura de Juan Manuel de Rosas sin lugar a dudas, entre Rosas y Rivera es algo muy convocante. Y después está el maestro Pompeyo Audivert, otro prócer de la actuación y del compromiso con una tradición muy basta en el teatro grotesco argentino, que él encarna como dramaturgo, como docente, como actor y director de obras; digamos que se combinaban muchas pasiones, la histórica, la literaria y la literal. Y poder co-dirigir esta pieza además con Pompeyo es un honor grande para mí.

—¿Fue fácil trabajar junto a Pompeyo?

—Fue muy lindo, aprendí muchísimo y casualmente a pesar de las diferencias que tenemos compartimos un lenguaje en común, un compromiso con lo estético y lo ideológico desde lo teatral bastante parecido. Entonces fue una grata sorpresa, que a medida que avanzaban los ensayos, las decisiones que íbamos tomando eran compartidas y en algún caso siempre surgen diferencias, pero fue muy grato de comprobar que estábamos en la misma; y esa química se puede ver.

—Interpretaste a San Martín y a Rosas, ¿te gusta representar a estos próceres de la historia argentina?

—Es un plus más que interesante, no son personajes cualquiera, son personajes que nos han marcado a los habitantes que vivimos en estas tierras. Es una responsabilidad extra con lo histórico y con la argentinidad en sí misma. Uno como actor siempre asume riesgos y compromisos al asumir un rol, en el caso de estos roles históricos la responsabilidad y el compromiso son mayores.

—Pasando para el lado del cine, ¿estás preparando algo nuevo? ¿Te gusta hacer cine?

—Sí, me encanta; es una de las disciplinas que más disfruto. Acabo de filmar una película en España junto a Luis Tosar, que es un actorazo español, dirigidos por Daniel Monzón, quien es muy prestigioso y taquillero; una película que terminamos de filmar hace un mes así que estará en salas para el año que viene. Y de acá en más no sé que voy a hacer con el cine, siempre hay cuestiones dando vueltas, pero acabo de llegar de éste viaje y tengo que leer muchas cosas.

—¿Cómo fueron las repercusiones que tuviste luego de haber encarnado al papa Francisco?

—Muy buenas en general, fue muy difícil porque había un riesgo muy grande. Pero fue un trabajo mucho más que digno y las repercusiones fueron muy lindas.

—¿Cuándo volvés a presentarte con tu banda «Yotivenco»?

—Vamos a estar seguramente para agosto en la Lavardén adelantando nuestro disco.