Por Mario Luzuriaga

En uno de los últimos capítulos de la tira «Educando a Nina» la actriz Jorgelina Aruzzi, en su rol de Susy, la mejor amiga de la protagonista, cuenta una anécdota donde hace alusión a que vivió un caso de violencia de género y lo remató con un chiste de mal gusto. Es por esto que la guerra se desató en la red social Twitter, entre productores, actores y guionistas de la telecomedia.

Tanto Gustavo Yankelevich y Sebastián Ortega, productor del programa, arremetieron contra la guionista Claudia Bono, que es la que se encarga de escribir los diálogos para Aruzzi. Bono comentó que ella no escribe ese tipo de humor con doble sentido y subido de tono y contó que la gente le escribía insultándola por haber hecho ese chiste.

En su cuenta de Twitter salió a defender a sus colegas autores y dijo: «Cuando un programa le va bien, el éxito es de los productores y cuando va mal la culpa siempre la tenemos los autores». Por último dijo que el productor Sebastián Ortega la llamó de forma privada diciéndole que es una persona mediocre, desubicada y que no iba a trabajar nunca más.

Por su parte la actriz Jorgelina Aruzzi pidió disculpas por lo sucedido y que el «chiste» no estaba dentro del libreto  y que fue impuesto por el director del programa Mariano Ardanaz. El propio Ardanaz explicó que fue un chiste

Pero la palabra más dura vino desde Argentores, en donde emitieron un comunicado en donde decía: «…¿Por qué motivo, en este caso, una autora tiene que cargar sobre sus espaldas con un texto que no escribió pero del que es legal y socialmente responsable? O ahora resulta que quien defiende la integridad de su trabajo, su línea de pensamiento personal y su dignidad como mujer, deslindando responsabilidades y declarando qué opina sobre lo ocurrido y lo dicho, está exagerando o se ensaña cuando denuncia a los verdaderos responsables.

Claudia Bono, cuyo único capital en este medio es su nombre, quiere dejarlo a salvo de bajezas y groserías. ¿Está mal? ¿Debe callarse tal vez para respetar, corporativamente, una ley de silencio más parecida a la mafia que a la decencia? ¿Tiene que bajar la cabeza y no denunciar que constantemente se alteran los textos escritos con cualquier excusa, minimizando el trabajo de los autores?  De ninguna manera…»

Les dejamos el fragmento de la polémica.