Por Chino Odisio

La historia se repite y esta vez el protagonista podría dudar y Newell’s no puede dejar que eso pase. Una vez más River tiene en carpeta a Ignacio Scocco y será responsabilidad de la dirigencia leprosa y de Lucas Bernardi convencerlo de quedarse en el Parque. La Lepra no puede darse el lujo de desprenderse de jugador tan importante, que si bien tuvo una temporada irregular, no deja de ser un delantero de jerarquía de los que no abundan.

Scocco es jugador de Newell’s y tiene tres años más de contrato. Incluso la Lepra aún debe pagar varias cuotas de los 3,6 millones de dólares que salió su compra a Sunderland. A diferencia de otras veces, esta vez Newell’s tiene la fuerza para negociar, pero no parecería interesado en hacerlo, pero la dirigencia tendrá que tener en cuenta que habrá un operativo de seducción con el jugador, y ahí es donde deberá ponerse firme.

Apelar al corazón y al sentido de pertenencia siempre dio sus frutos en el Parque. El amor de muchos jugadores por la camiseta permitió el regreso de Maxi, Bernardi, Mateo, Heinze y el propio Nacho. Y hasta la Lepra se dio el gusto de tener 6 meses a Ever Banega. Pero esta vez a Scocco hay que seducirlo por otro lado, con la titularidad, hacerle entender que es una pieza clave, que se vuelva a sentir importante, que recupere su identidad, que sea nuevamente aquel delantero que todo lo transformaba en gol, como sucedió ante River con esa golazo que clavó para el 2 a 0.

No fue un gran año del delantero, eso no se discute. Incluso nadie pone en discusión que Bernardi privilegie la presencia de Boyé sobre Nacho, aunque tampoco suena disparatado que ambos hagan dupla en ataque. Y sin dudas ahí está la clave, si el DT puede amalgamar las piezas para que Scocco, Boyé y Maxi jueguen juntos sin que el equipo pierda equilibrio, no hay dudas que convencer a Nacho será una tarea sencilla.

River por ahora amagó a venir a buscarlo. Newell’s parece firme en su idea de no cederlo. Bernardi lo tiene en sus planes para 2016. ¿Qué pensará Scocco? Habrá que seducirlo para que se quede, pero con algo más que el corazón.