El español Rafael Nadal, número cuatro del mundo, se consagró esta tarde campeón del ATP de Buenos Aires por primera vez en su carrera al superar a su amigo tandilense Juan Mónaco, 60 del escalafón, en dos sets en el Lawn Tennis de Palermo.

En una hora y media de juego durante una jornada complicada climáticamente hablando en Buenos Aires, el mallorquín se impuso con parciales de 6-4 y 6-1, para ratificar su favoritismo en el ATP porteño y festejar su primer título desde Roland Garros 2014.

Es el trofeo número 65 en la carrera de Nadal, que logró además mantener la hegemonía de su país de origen en el ATP de Buenos Aires, que tuvo campeón español en las últimas siete ediciones: Tommy Robredo (2009), Juan Carlos Ferrero (2010), Nicolás Almagro (2011) y David Ferrer (2012, 2013 y 2014).

Mónaco, ganador de la edición 2007, jugó toda la semana en gran nivel luego de conocer su exclusión del equipo argentino de Copa Davis, determinada por el nuevo capitán Daniel Orsanic, pero no pudo.

Espero poder volver», afirmó Nadal, que a partir de este lunes volverá a ser el número 3 del ránking mundial.

En su camino al título, Nadal -que jugó por segunda vez el ATP porteño Aires luego de una década- eliminó a todos tenistas argentinos: Facundo Argüello, Federico Delbonis, Carlos Berlocq y esta final frente a Mónaco.

Nadal levantó el trofeo del Argentina Open justamente entregado de manos de Gastón Gaudio, quien lo había eliminado en su única aparición en Buenos Aires, en 2005.

Una final marcada por la lluvia

La final estuvo claramente marcada por la lluvia, que obligó a frenar el juego cuatro veces durante la jornada, incluida la definición de dobles.

Los cancheros del BALTC tuvieron un arduo trabajo para reacondicionar el polvo de ladrillo en poco más de media hora, durante el inicio del partido y la última interrupción, algo que el público que llenó los seis mil lugares de la cancha central agradeció.

En los dos games jugados, Nadal se había mostrado más incisivo con el juego de fondo, y hasta tuvo una chance de quebrar en el juego inicial de saque de «Pico», aunque Mónaco logró salvarlo.

Luego de esa nueva interrupción de casi una hora, los primeros games fueron para medirse y para estudiar y adaptarse principalmente al estado de la cancha.

Y ahí fue donde apareció la jerarquía de Nadal, que a partir del 3-3 desplegó un buen pasaje de tenis, para quebrar por primera vez el saque de «Pico» y encaminarse en el set.

Sin tener problemas desde el servicio, el mallorquín consiguió cerrar la historia con un 6-4, en poco más de 40 minutos de juego y ante los aplausos incansables del público.

Ya asentado en el polvo de ladrillo del court central, el español empezó a sacar diferencias reales en el juego en el arranque del segundo set.

Encontró ángulos, aceleró la bola y no le dio chances a un Mónaco que, como toda la semana, sufrió bastante con su saque e intentó jugar de igual a igual haciendo lo imposible por doblegar a su amigo español.

Los dos breaks consecutivos en el inicio de la segunda manga prácticamente sentenciaron la historia, haciendo el 4-0 una distancia irrecuperable para Mónaco.

Sobre todo por lo que hacía Rafa, que no le daba hueco al tandilense para poder reaccionar, incluso con esos golpes que hacen estallar a la gente que paga la entrada para ver el mejor sobre esta superficie.

Fue demasiada la diferencia en ese segundo set de uno y otro lado, Mónaco buscó resistir hasta el final, pero Nadal, lanzado, es prácticamente imparable sobre polvo de ladrillo.

Nadal está de vuelta y es probable que esté agradecido eternamente al ATP de Buenos Aires haber podido festejar un título otra vez dentro de una cancha de tenis.