Por Santiago A. Fraga

Del barrio La Bajada a conquistar el mundo, ida y vuelta. Este 24 de junio, en el día de su cumpleaños, Lionel Andrés Messi volvió a jugar a la pelota en la ciudad que lo vio nacer, y especialmente en el club que lo vio nacer.

Por diversión, tal y como empezó toda su maravillosa historia en las calles y en las canchitas de los clubes rosarinos, Messi se calzó esta noche la 10 celeste y blanca y jugó un rato al fútbol con amigos, desplegando toda la magia de su zurda en la fiesta de un gran amigo suyo.

La despedida de Maximiliano ‘la Fiera’ Rodríguez, uno de los grandes ídolos de la historia de Newell’s Old Boys, fue el pretexto para que la ‘Pulga’ pisara por tercera vez el césped de aquel estadio que tantas otras veces visitó como hincha, cuando todavía podía pasar al menos un poco desapercibido entre el público.

>> También te puede interesar: La noche inolvidable de Maxi Rodríguez y el agradecimiento de Newell’s a uno de sus grandes ídolos

Luego de mucha especulación sobre su presencia, con rumores de todo tipo que no se confirmaron hasta el último segundo, finalmente el mejor jugador del mundo y uno de los mejores jugadores de la historia del deporte se hizo presente en el estadio Marcelo Bielsa, para delirio de toda una tribuna que todavía sueña con alguna vez verlo jugar oficialmente con la rojinegra pero que, al menos por ahora, se enorgullece de tenerlo como un embajador en el mundo y poder disfrutarlo en ocasiones como la de hoy. Mismo orgullo que tiene todo argentino de que un jugador como él represente la camiseta albiceleste.

Tan solo tres minutos alcanzaron esta noche para que Lionel Messi haga gala de la calidad que lo caracteriza, clavando al ángulo, casi sin esfuerzo, un tiro libre en el borde del área leprosa que se convirtió en el primero de sus tres goles del partido.

Doce años atrás fue la última vez que Messi jugó en esta cancha y fue ovacionado por el pueblo leproso, también invitado por Maxi Rodríguez en conjunto con Javier Zanetti. En ese partido, marcó dos goles (uno para cada equipo), y el segundo fue también de emboquillada (su víctima hoy fue Justo Villar, y en aquel entonces Sebastián Peratta).

En aquella jornada, a beneficio del hogar de Madres Solteras Primerizas, se repitieron algunos invitados de esta tarde como Martín Demichelis, Luciano Vella, Ezequiel Lavezzi, Roberto Sensini, Lionel Scaloni, Éver Banega, Lucas Bernardi, Ricardo Giusti y Diego Quintana.

Aquel 12 de junio de 2011, Messi tenía tan solo 24 años, pero ya tenía en su haber tres Champions League y tres balones de oro. Hoy, en una historia a la que todavía le quedan muchas páginas por escribirse, la ‘Pulga’ volvió a pisar el césped de un estadio de fútbol rosarino, con una infinidad de títulos y distinciones individuales bajo el brazo pero también con aquel que más anhelaba y que más feliz hizo a los argentinos: la copa del mundo. Esta fue, también, la posibilidad de Messi para encontrarse con los leprosos y todos los rosarinos con los que no pudo festejar en aquel diciembre exultante de 2022.

La primera vez que había jugado en el Coloso también había sido un 12 de junio, pero dos años antes, en 2009. Con la convocatoria de Zanetti (Fundación Pupi) y Maxi (Fundación Atlético de Madrid), se jugó el partido «Solidaridad sin fronteras», donde el Marcelo Bielsa coreó al astro por primera vez el canto de «Messi tiene Lepra» y declaró luego él que había cumplido «un sueño que tenía desde muy chiquito», jugar «en mi casa, en Rosario, con mi gente».

Al canto a viva voz de “Esta es tu casa, podés volver” y de “Messi tiene Lepra”, los hinchas de Newell’s Old Boys renovaron en una nueva ocasión esas muestras de amor que realizan a cada semana en el Coloso con banderas y cantitos, dándole una vez más la bienvenida a su hijo pródigo. De igual manera, el estadio Marcelo Bielsa renovó también una vez más ese honor de haber sido testigo privilegiado de los dos jugadores más grandes de la historia del deporte más convocante del mundo.