Por Guido Brunet

Como hace veinte años zona sur vivió su Clásico del Monoblock. En el Cabildo -así se llama la cancha- de Corrientes y Gutiérrez en el barrio Tiro Suizo se disputó este sábado el ya tradicional encuentro entre Newell´s y Central.

Aquí los jugadores no son profesionales, sino vecinos del lugar. Pero en pasión e intensidad no tiene nada que envidiarle al que disputarán este domingo los planteles de los dos equipos más importantes de Rosario.

Este año el clásico barrial contó con la novedad de un partido preliminar femenino que culminó 1 a 1. Y anteriormente chicos de entre 11 y 16 años tuvieron su partido en el que Central venció por 6 a 1.

A la vera del campo de juego se convocaron cientos de vecinos del barrio de ambos equipos. Si bien atrás de los arcos cada parcialidad tenía su propia tribuna, en otros sectores y alrededor de la cancha las camisetas de ambos equipos se mezclaban en absoluta armonía.

Las familias y amigos disfrutaron de la tarde mate o cerveza en mano. Tampoco faltó el carrito de hamburguesas y choripanes para disfrutar mientras se observa el partido, a diferencia del fútbol profesional donde ya no estarán permitidos estos puestos.

Y al costado de la cancha los niños se entretenían en los juegos de la plaza y en el inflable colocado para la ocasión. La jornada también contó con una banda musical del barrio que tocó temas de rock nacional sobre el final del primer partido.

La llegada de las hinchadas es otro de los hitos de la jornada. Minuciosamente organizada, la entrada de los fanáticos es uno de los momentos más esperados de la tarde. Incluso más que el partido en sí.

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Desde un pasillo de uno de los edificios del barrio ingresó primero la parcialidad leprosa, que luego se dispuso a cantar y saltar con bombos y banderas en el sector de su “popular”.

Cuando terminó el festejo rojinegro llegó el turno de los canallas, que celebraron de la misma manera la previa del clásico, pero en su propio sector.

Finalmente llegó el turno del esperado partido. Tras noventa minutos de un juego luchado pero en completo respeto tanto de los jugadores como de los hinchas empataron 2 a 2.

El hombre de los mil goles

José María Cisneros o Ketegol -como se lo conoce en el barrio- es el máximo goleador de estos clásicos. Lleva «1000 goles en 1000 partidos», de acuerdo a la placa que le otorgaron antes del encuentro. Cisneros vivió sus más de cincuenta años en el barrio y es uno de los históricos de Newell’s, equipo que lleva ventaja en el historial, según cuenta el propio jugador amateur.

“Es un día de mucha emoción. Di lo mejor en cada partido, como en la vida. Puede haber momentos en los que está oscura la noche pero más cerca está el amanecer”, expresó Cisneros en diálogo con Conclusión.

El clásico del Monoblock casi sin quererlo se transformó en un símbolo de la pasión rosarina por los dos clubes más convocantes de la ciudad y en una demostración de que es posible vivir el derby local en paz.

En ese sentido, Cisneros hizo un llamado a todos los hinchas de cara al partido de mañana: “Espero que vivamos un clásico en paz, que no haya accidentes. Es un partido nada más, se puede ganar, perder o empatar”. Como se vive desde hace veinte años en Tiro Suizo.