La delegación argentina, encabezada por los abanderados regatistas Cecilia Carranza Saroli y Santiago Lange, quienes ganaron la presea dorada en Vela en Rio de Janiero 2016, desfiló hoy con entusiasmo en el Estadio Nacional de Tokio en la ceremonia Inaugural de los Juegos Olímpicos, evento que se realiza sin público para mitigar los efectos de la pandemia de coronavirus.

La dupla Lange-Carranza Saroli fueron los abanderados de una festiva delegación argentina compuesta por 186 deportistas, que participarán en 26 de las 33 disciplinas que componen el evento.

>> También te puede interesar: La jornada inaugural de los Juegos Olímpicos tendrá mucha acción argentina

El primer país que inició el desfile de las 204 delegaciones fue Grecia, como cuna del olimpismo que comenzó en el año 776 AC, seguido por el Equipo de Refugiados, Islandia, Irlanda. Azerbaiyán, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Argelia y noveno fue la Argentina, que hizo su presentación a las 8.45.

La ceremonia, que comenzó puntualmente a las 8 tiene y como principales invitados al Emperador japonés Nahurito, el presidente de Francia Emmauel Macron y la Primera dama estadounidense Jill Biden, se desarrolla con la presentación de fuegos artificiales y espectáculos artísticos que en su mayoría resaltan la cultura japonesa.

>> También te puede interesar: Juegos Olímpicos: se celebra la ceremonia de apertura con dos abanderados por país

«Estoy muy contento de estar acá, todo está siendo muy emotivo y divertido», lanzó el tenista Diego Schwartzman ante la consulta de la prensa, minutos después de la presentación de la delegación «albiceleste».

Para esta ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos realizada en el Estadio Nacional de Tokio, el Comité Olímpico Internacional (COI) dispuso que en el acto oficial sean dos los abanderados de cada delegación, un hombre y una mujer.

El evento se realizó en el mismo estadio que albergó los Juegos Olímpicos de 1964 y fue presenciado por mil invitados en las tribunas del lugar, que tiene una capacidad para 68.000 espectadores, sin público permitido.

Esta cita olímpica se desarrollará, por primera vez en la historia, sin la presencia de público en su totalidad, por las rigurosas medidas sanitarias y restricciones para evitar que se produzcan repuntes de contagios de coronavirus.

Entre las personalidades más relevantes que estuvieron presentes en el estadio el día de la inauguración, se encuentran el emperador japonés Naruhito, encargado de abrir los juegos, y la primera dama norteamericana, Jill Biden.

En la previa, el consejero del Comité Organizador de Tokio, Marco Balich, indicó en una entrevista con la agencia Reuters que sería «una ceremonia mucho más sobria, aunque con la belleza estética japonesa. Muy nipona pero en consonancia con el sentimiento de hoy, con la realidad».

En la ceremonia hubo coreografías con personas distanciadas para impedir contagios de coronavirus y no hubo nubes de humo. Por eso, Balich, quien se encargó de organizar los actos de Río en 2016 y Turín en 2006, dijo que «va a ser de algún modo única al centrarse solo en los atletas».

Tras el evento de apertura de los Juegos Olímpicos, el pebetero será trasladado a la bahía de Tokio y, según se informó, para que no contamine, su fuego será prendido con hidrógeno producido en Namie, una de las zonas más afectadas por el tsunami de 2011 y el accidente en la central nuclear de Fukushima 1.