El español Rafael Nadal, cuatro del ránking mundial, y el tandilense Juan Mónaco (60º) protagonizarán mañana una final entre amigos en el ATP de Buenos Aires, luego de haber sufrido pero ganado este sábado en semis frente a Carlos Berlocq (74) y Nicolás Almagro (89), respectivamente.
En una cancha central del Lawn Tennis que lució repleta con 6000 personas bajo un intenso calor, el primer turno mostró a un Mónaco combativo para superar a Almagro por 6-3, 6-7 (6) y 6-4, tras dos horas y media, y luego a un Nadal con dos caras que le ganó a Berlocq por 7-6 (7) y 6-2.
De esta forma, el mallorquín, máximo favorito del torneo, alcanzó su primera final ATP desde el título en Roland Garros 2014, también sobre polvo de ladrillo, y este domingo a partir de las 14:00 en el court central Billoch Caride, buscará su título número 65 de su carrera profesional.
Para Mónaco, que no fue convocado para el equipo de Copa Davis para la serie frente a Brasil de la próxima semana, representa un logro más que importante después de algunas dudas que generó su juego en el cierre de la temporada pasada.
Con «Pico», Argentina vuelve a tener un finalista luego de cuatro años, cuando Juan Ignacio Chela cayó justamente ante Almagro.
Mónaco -campeón 2007 y finalista 2009- buscará dejar el título en un tenista local tras siete ediciones, ya que el último fue el cordobés David Nalbandian en 2008, cuando enfrente al ganador de la segunda semifinal entre el español Rafael Nadal (4 del mundo) y el bonaerense Carlos Berlocq.

Mónaco y su resurgimiento.

«Fue una película de drama y de terror. Fue muy complicado, lo pude cerrar en el segundo set pero él se mantuvo peleando y lo tuve que ganar», graficó apenas finalizado el encuentro el
tandilense.
Fue un primer set demasiado cambiante, algo que tuvo su correlato en el tanteador, donde los primeros tres games se resolvieron con quiebres, para el 2-1 de «Pico» Mónaco, que en el segundo debió salvar seis breaks.
Como durante toda la semana, el tandilense se mostró muy firme desde el juego de fondo, pese a tener enfrente a un rival de similares características: fuerte derecha, mucha técnica para resolver pelotas complicadas y problemas con el servicio.
Esa luz de ventaja con la que llegó Mónaco al cierre del set, pese al tropezón que asustó a todos en el quinto game cuando se le «clavó» la zapatilla mientras derrapaba en el polvo de ladrillo, fue suficiente.
Con el envión anímico, «Pico» Mónaco no tuvo dudas, volvió a quebrar en el noveno game y cerró 6-3 el primer set, en 45 minutos de juego.
El ritmo alto de pelota siguió en el inicio del segundo set, donde a diferencia del inicial, ambos se mostraron firmes con su saque.
Almagro jugó un muy buen quinto game, donde tuvo dos chances de quiebre, pero increíblemente Mónaco aguantó, defendió todo, y hasta levantó al público gesticulando tras un punto donde corrió para todos lados y ganó con un smash errado por Almagro sobre la red.
Mónaco llegó arriba a la definición (5-4) y tuvo dos matchs points en ese game, pero Almagro sacó muy bien ante la presión por el resultado y llevó la definición al tie break.
La paridad se mantuvo, «Pico» sacó una luz de ventaja con dos buenas derechas que le dieron la ventaja (3-1 y 5-4), pero Almagro, a partir de errores del tandilense, recuperó la diferencia para sacar 7-6.
Mónaco no pudo evitar ese set point y el primer finalista se iba a conocer en el tercer parcial.
Comenzó inmejorable para «Pico», con un quiebre de entrada para rápidamente quedar 2-0 y tener un break point para ponerse 4-1 con su saque.
Pero otra vez Almagro reaccionó, a partir de un juego muy agresivo, gracias a lo que llegó a ponerse 4-3 arriba en el tablero.
Mónaco recuperó confianza y a partir del aliento de la gente se convenció de que no podía escaparse este triunfo.Quebró con mucha convicción en el noveno game y pese a los fantasmas que volvieron a aparecer (Almagro tuvo un triple break en el juego decisivo), creció a puro saque y sentenció la historia.
Mónaco, fuera del equipo de Copa Davis para la próxima semana, está de vuelta e intentará regresar a lo más alto del podio en la Catedral del tenis argentino, en su primera final desde Gstaad 2014.

Nadal sobrevivió y brilló ante Berlocq.

En la segunda semifinal, tanto Nadal como Berlocq hicieron delirar al público argentino con un ritmo frenético de pelota y un tanteador cambiante en todo momento.
Se sabe que el mallorquín suele ir de menor a mayor en su rendimiento, y eso fue lo que intentó aprovechar el oriundo de Chascomús, que salió muy activo y dispuesto a dar el batacazo.
Berlocq, que ya había avisado el viernes tras ganarle al esloveno Blaz Rola que para tener chances ante Nadal tenía que jugar «el mejor tenis» de su «vida», contó con dos break points en los primeros games de saque del español.
Pero sin poder aprovecharlos, la definición se fue estirando sin demasiadas novedades hasta el tie break, luego de que Nadal también dejó pasar cinco oportunidades para quedarse con el servicio del argentino.
Y el tie break fue, sin dudas, lo mejor de toda la semana de tenis en el Lawn Tennis. Berlocq, enchufadísimo, llegó a ponerse 6-1 con el público extasiado con su juego ofensivo y desbordante sobre Nadal.
Aunque si hay algo que demostró el mallorquín durante su carrera profesional es que nunca hay que darlo por vencido.
De a poco fue recortando la diferencia hasta llegar, primero al empate 6-6, y después a quedarse con ese tie break por un cerrado 9-7.
El golpe que podría haber acusado Berlocq, de 32 años y que nunca antes había llegado a esta instancia en el ATP porteño, no fue tal.

Su juego no cambió, siguió pegándole a la pelota sabiendo que era la única manera de lastimar a Nadal y por eso tuvo su premio con el primer quiebre del partido en el segundo game (2-0).
Pero ese momento fue el último positivo de Berlocq. Nadal empezó a derrumbarlo punto por punto, brilló en algunos pasajes y no sólo recuperó la diferencia, sino que se colocó, en un abrir y cerrar de ojos, 5-2 arriba.

El mallorquín fue a servir para partido sabiendo que no podía perder esa chance y que enfrente iba a tener un Berlocq dando todo por mantenerse con vida.
No extrañó entonces que «Charly» tuviera la posibilidad de descontar, pero que rápidamente Nadal pusiera las cosas de su lado para sentenciar la historia 6-2.