Por Fabrizio Turturici

En un contexto de agenda apretada, Central apostó por repetir el mismo once que días atrás había vencido a Vélez para afrontar su compromiso contra Gimnasia, pero no le salió. No solo por el resultado final, que fue de 1 a 0 y con polémica arbitral, sino por el desgaste físico de un equipo que no tiene recambio tras un pobrísimo mercado de pases.

El encuentro en el Bosque de La Plata era parejo y ninguno de los dos pasaba sobresaltos, hasta que Ariel Penel sancionó una falta que no era y validó el posterior gol de Leonardo Morales en posición adelantada. Luego de eso, al conjunto auriazul le faltó combustible para lanzarse en busca del empate y se fue al vestuario del entretiempo en desventaja.

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La segunda mitad parecía tener la misma dinámica o peor, porque la defensa canalla caminaba desarticulada al borde del abismo, pero el Kily González lo corrigió con dos cambios para volver a ponerse en competencia. Lo Celso y Marinelli le dieron más aire -aunque no claridad- en ataque y por inercia, Central se adelantó en el campo de juego.

Sin embargo, con Vecchio cansado (más tarde dejó la cancha por el pibe Veliz) y la muy floja presentación de Caraglio, el Canalla carecía de peso ofensivo y todos los ataques se diluían en las manos del arquero Rey. En el medio las cosas tampoco funcionaron de la manera esperada porque Ojeda no engranó con el resto de sus compañeros.

En un encuentro parejo y cerrado, Central se vuelve con las manos vacías y con la sensación de que tiene un equipo corto para afrontar lo que viene. Está claro que el Kily pidió soluciones para tapar agujeros y no se las dieron, pero ahora ya no hay tiempo lamentos con lo más importante por venir, entre ello los cuartos de final de la Copa Sudamericana.