Central necesita recuperar el orden y, lo que es más importante, la personalidad de cara al trascendental choque contra Newell’s por los cuartos de la Copa Argentina. Luego de ocho presentaciones sin lograr imponerse desde el juego, será tiempo de mostrar la chapa y hacerlo desde la intensidad, pero siempre procurando mantener las líneas ordenadas.

Cuando parecía haber enderezado su camino, el elenco canalla volvió a sufrir una dura derrota que deja entrever un horizonte de incertidumbres en la antesala al clásico. Es que a pesar de haber mejorado su producción contra Boca de la mano del 4-4-1-1, volvió al sistema inexpresivo con dos delanteros y se dio un porrazo contra Patronato en Paraná.

En este contexto, los dirigidos por Edgardo Bauza tuvieron la posesión pero no supieron traducirla en goles en el arco contrario, producto de la imprecisión en el mediocampo, con Gil y Ortigoza lejos de la zona creativa y a una marcha menos de la que se juega en el fútbol argentino, dos volantes por afuera improductivos y dos delanteros inconexos con la táctica.

Por otra parte, en defensa no supo ocupar bien los espacios y la sacó barata contra un Patronato que atacó poco pero con contundencia. Atrás quedaron el orden y el ímpetu por impedir la generación rival que se habían vislumbrado en La Bombonera, ya que los de Mario Sciacqua lo superaron en el aspecto futbolístico pero también actitudinal.

El mayor problema, quizás, sea la falta de ideas con la que juega este equipo, que parece volcado a la cancha sin un patrón definido. Al DT le está costando imprimir su sello a estos jugadores, que no logran establecer dos líneas de cuatro bien cerradas contra su arco ni avanzar en bloque hacia el frente. El ideal de Bauza sigue lejos del horizonte.

Para este jueves, Central volverá a utilizar el esquema táctico de 4-4-1-1, aunque la estrategia es difícil de adivinar, y más en este tipo de partidos donde un gol tempranero puede incendiar los planes previos. Como tarea primordial: obstaculizar la creatividad de Formica, taponar las trepadas de Amoroso y evitar los giros y remates de Leal.

A Central le irá bien si logra abroquelarse en el fondo y ejercer una presión media para forzar errores en la salida leprosa. Ante la falta de luces en el aspecto ofensivo, dependerá mucho de la pelota parada en los pies de Leonardo Gil, quizás la llave de gol más importante, y generar juego asociado con los enlaces y los volantes a pierna cambiada.

Desde lo empírico, Central llega en inferioridad al compromiso de Copa Argentina, sin su referente dentro de la cancha, ante un Newell’s favorito que lo pasó en las dos tablas y que ganó tres de los últimos ocho partidos donde el Canalla no pudo festejar. Pero los clásicos son un mundo aparte y, en ese mundo, los de Arroyito siempre se sintieron cómodos.