MARTES, 26 DE NOV

En Nuevo Alberdi, vecinos construyeron un templo, un comedor y enseñan oficios

Un matrimonio de la zona rural del barrio del norte rosarino, integrantes de una iglesia evangélica, lograron conformar un espacio que sirve de contención tanto para las familias con necesidades vitales no cubiertas como para los jóvenes del barrio que se ven golpeados por el flagelo de la droga.

 

Desde el nacimiento del barrio Nuevo Alberdi, los vecinos que allí viven luchan día a día por mejorar su calidad de vida y las condiciones en las que habitan el lugar.

Las necesidades son muchas y las posibilidades no son tantas, por lo que ellos mismos deben generar las oportunidades para aprender, trabajar, conseguir los alimentos necesarios y tener una vivienda digna donde la lluvia y el frío no afecten la salud de las familias.

Uno de los grandes problemas de la zona, debido a la falta de estructura correspondiente, es la poca agua potable a la que acceden. Un camión de Aguas Provinciales los visita periódicamente llenando las cubas donde mantienen la sustancia lista para el consumo.

Las bajadas de cables para tener luz ha sido también un dilema para el barrio, pero de a poco esa problemática está siendo solucionada, y cada vez mas hogares están accediendo a este servicio, el cual se sienten orgullosos de abonar.

Con mucho trabajo, sacrificio y fe, los vecinos han ido cubriendo los faltantes y abriéndose camino a una nueva manera de vivir y apostando al esfuerzo colectivo como herramienta para lograrlo.

Un ejemplo concreto de esto, es el que lleva adelante Mario Coria y Ana María Bogunovich, un matrimonio perteneciente a la iglesia evangélica que se ha tomado muy en serio el deseo que tienen los vecinos de Nuevo Alberdi: progresar, estar mejor y sentirse parte de una sociedad que, muchas veces, parece invisibilizarlos.

La pastora Ana le contó a Conclusión que con los vecinos están desarrollando «varias actividades en este lugar. No solo la parte religiosa que es la base de esta institución, sino que también tenemos el grupo del Potenciar Trabajo que están trabajando en los comedores, copa de leche».

La referente de la institución religiosa agregó: «Hay hermanos en la fe y otros que no, porque esto es para todos, en la parte de construcción. En el roperito solidario muchas personas que trabajan. Y Tenemos el Santa Fe Más con tres talleres».

Al consultarle sobre la ayuda que brindan a los adolescentes del lugar, la religiosa explicó que se apunta «sobre todo a la contención de jóvenes. En todos los órdenes se trata de rescatar a los jóvenes que no tienen trabajo, se les da la importancia de poder involucrarlos en los distintos oficios para sacarlos adelante«.

«Nosotros vemos cambios muy favorables en ellos. Uno le da un lugar, les muestra la salida, y además que pueden llegar a ser personas de bien. El poder contenerlos en todo tiempo y tratando de que sean responsables, mostrándole que las cosas se las consigue con sacrificio, que no es que siempre te tienen que dar, sino que te tenés que esforzar para recibir, para avanzar, para formar una familia. Se trata de contenerlos espiritualmente mostrándole que si quieren pueden cambiar«, valorizó.

 

Por su parte, el pastor Mario aseguró que «la parte espiritual es lo más importante para cualquier ser humano«, por lo que explicó que «a través de la palabra podemos encontrar que los chicos están siendo contenidos».

«Están aprendiendo que a través del esfuerzo y a través de que ellos puedan disponer el cambio, se puede salir, formar una familia, ser hombres de bien. Muchas veces la sociedad piensa que los jóvenes están perdidos por el flagelo de la droga, pero así como está el mal, está el bien y mucha gente es de bien no solo en Rosario, sino en la Argentina«, expresó Coria.

Para el religioso, hay que creer firmemente que «Dios es la esperanza para toda esta sociedad, todo puede ser posible y todos podemos volver a salir adelante y a creer que el respeto es lo que marca la diferencia en una sociedad».

El trabajo que realiza este grupo de vecinos en el lugar intenta, además de ser solidario y trabajar colectivamente, estimular los valores humanos para ser mejores personas y ciudadanos, y a través de la contención espiritual pueden abrazar a quienes lo necesitan.

«Se perdieron muchos valores, pero estamos convencidos que si no fuese posible, no habría porque luchar y salir adelante. Nosotros en la iglesia vemos en los jóvenes que muchas veces llegan a la iglesia con deseos de no seguir viviendo, y encuentran en la iglesia un motivo para seguir», comentó el pastor.

Cuando se le preguntó a Coria sobre el rol de la fe en las personas y la esperanza, que pareciera estar cada vez menos presente en el cotidiano del hombre, él argumentó: «Nosotros por la palabra creemos. Es por la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Yo creo y estoy esperando que hay unos chicos hermosos, que quizás por lo que pasaron en la familia, cayeron en situaciones malas o flagelos. Pero la fe no se sujeta a la circunstancia. Siempre que haya una nación que tenga fe, se puede volver a nacer. La esperanza nunca se pierde«.

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