LUNES, 02 DE DIC

Juicio por la muerte de Franco Casco: 19 policías acusados, 7 años de investigación y algunas inconsistencias en la acusación

Con los mismos elementos recolectados hasta el 2017, fecha en la que fueron detenidos y procesados los 19 policías acusados por la desaparición y muerte del joven de Florencio Varela se realizó la primera jornada del esperado juicio.

Por Alejandra Ojeda Garnero

Luego de siete años de la muerte de Franco Casco, finalmente comenzó el juicio a 19 efectivos de la Policía de Santa Fe acusados de desaparición forzada seguida de muerte e imposición de torturas. El tribunal tendrá la tarea de definir en base a las pruebas que constan en el expediente qué ocurrió con Franco Casco. A lo largo del debate desfilarán más de 200 testigos.

La jornada comenzó a las 7 de la mañana con la presencia de los familiares de los efectivos de la comisaría 7°, que además integran la asociación Inocente Colectivo. Se movilizaron para pedir el esclarecimiento del caso y por la inocencia de los acusados.

Por otra parte, un nutrido grupo de distintas organizaciones sociales, políticas y la Multisectorial contra la violencia institucional también se movilizaron y coparon el bulevar Oroño al 900 para pedir justicia.

Tras más de una hora y media de retraso, inició la primera jornada en la que se dio lectura a la requisitoria de elevación a juicio de la parte acusatoria. En la misma,  acusan a los 19 efectivos por los delitos de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima, imposición de torturas seguida de muerte a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, entre los cuales se encuentran el ex jefe de la seccional 7ª Diego Álvarez, junto a Cecilia Ruth Elisabet Contino, Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, en calidad de autores.

Por su parte, César Daniel Acosta, Guillermo Hernán Gysel, Cintia Débora Greiner, Rocío Guadalupe Hernández, Marcelo Alberto Guerrero, Enrique Nicolás Gianola Rocha, Esteban Silva como coautores del delito de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima.

Franco Luciano Zorzoli, Rodolfo Jesús Murúa, Romina Anahí Díaz, Belkis Elisabeth González, Walter Daniel Ortiz y Ramón José Juárez, Pablo Síscaro y Daniel Escobar son acusados como partícipes secundarios.

Luego de las acusaciones formales se desplegó la teoría acusatoria que comparten tanto la Fiscalía como la querella.

El tribunal integrado por los jueces Otmar Paulicci, Ricardo Vazquez, Osvaldo Facciano y Beatriz Cavallero deberá definir en base a la prueba objetiva que existe tras siete años de investigación, qué ocurrió con Franco Casco.

 

De acuerdo a la teoría acusatoria, Franco Casco llegó a Rosario a fines de septiembre del 2014 para visitar a su tía en barrio Empalme Graneros. Según consta en el expediente, Roque, la tía de Franco contó que era un chico que no hablaba mucho y que extrañaba a su familia y quería volver a Buenos Aires. El 6 de octubre salió de la casa junto a su tía hacia la Estación de trenes para volver a su ciudad natal. Como el tren salía a la noche volvieron a la casa, pero a media tarde Franco abandonó la vivienda y no se supo más sobre su paradero hasta que fue hallado en las aguas del río Paraná 22 días después.

Su familia lo esperaba en Buenos Aires pero al no llegar a las 6 de la mañana del día 7 como estaba previsto, su padre Ramón se comunicó con su hermana para saber sobre el paradero de Franco, pero nadie tenía noticias del joven.

Sin novedades sobre su paradero, los padres de Franco, Ramón y Elsa viajaron a Rosario donde se dispusieron a la búsqueda del joven. Entre distintos lugares que recorrieron, sin conseguir demasiados datos, llegaron a la comisaría séptima donde el comisario Diego Álvarez le comunicó que había estado detenido en esa dependencia y que había sido liberado el  mismo día 7 de octubre en horas de la noche.

Es desde este momento que se comenzaron a tejer distintas versiones de los hechos. Por una lado la acusación sostiene que un móvil de la comisaría séptima que patrullaba la zona de la Estación de trenes Rosario Norte interceptó al joven Franco Casco, lo detuvieron en las últimas horas del 6 de octubre y en la dependencia policial fue sometido a torturas en una celda llamada “la jaulita”, donde según el resto de la población carcelaria, allí alojaban a los demorados por averiguación de antecedentes.

La acusación sostiene que los efectivos de la comisaría séptima confeccionaron un acta falsa para justificar la detención del día 6 con fecha 7 porque la misma se realizó sin testigos ya que al momento del procedimiento no había personas en las inmediaciones.

De la misma forma sostienen que la información plasmada en el acta no coinciden con los movimientos del GPS de los móviles de la seccional. También plantean que la denuncia del vecino que derivó en la detención de Casco, el día 7 de octubre a las 13,15 no coincide con los registros de llamadas al 911, ni al comisario como tampoco al teléfono de la comisaría.

Por otra parte, la versión policial sostiene, según consta en el acta de procedimiento, que Franco Casco fue detenido a las 13.15 del 7 de octubre y liberado a las 22.05 del mismo día. La querella sostiene que fue apresado en la estación de trenes Rosario Norte donde se había dirigido para volver a su ciudad de residencia.

De acuerdo con la versión policial, el comisario Diego Álvarez y el oficial César Acosta luego de recibir un llamado de un vecino sobre la presencia de un sospechoso que estaba intentando abrir las puertas de los domicilios de la zona, lo detuvieron en Catamarca y Alsina. Lo trasladaron a la dependencia policial y se realizaron todas las diligencias que establece el Código, se puso en conocimiento al fiscal, lo revisó un médico de policía, se le tomaron fotografías, huellas dactilares, todo bajo la supervisión del fiscal de turno Álvaro Campos, según consta en la causa.

Durante el tiempo que se prolongaron dichas diligencias, Franco Casco estuvo alojado en un cuarto apartado del resto de la población carcelaria y aproximadamente alrededor de las 22 horas del mismo día, 7 de octubre, recuperó la libertad por orden del mismo fiscal Campos. Vale aclarar que Franco se identificó, al ser detenido, con el apellido materno Godoy. Es por ello que, cuando la familia llegó la primera vez a pedir información a la seccional los efectivos no identificaron que se trataba de Franco Casco porque el joven se había identificado como Franco Godoy, tal cual firmó el acta.

Continuando con la teoría policial, estos hechos están documentados en el expediente judicial y en los libros de guardia y con elementos que hacen que la versión policial sea coincidente con la realidad y perfectamente demostrable, a través de los registros de llamados telefónicos, los registros de movimientos de los móviles, las constancias de los libros de guardias y diferentes testimonios.

Esta versión se contrapone de plano con la versión de la querella y la fiscalía que asegura que Franco fue detenido el día 6, que no fue puesto a disposición de la autoridad hasta el día siguiente y que durante la noche fue víctima de torturas y de maltratos hasta la muerte y su posterior desaparición.

Para sustentar la teoría acusatoria, se dio lectura a los testimonios de los detenidos que estaban alojados en el seccional séptima en la supuesta noche en la que fue detenido Franco Casco. Todos coinciden en que escucharon a un joven que pedía que dejen de golpearlo, que le tiraron un balde de agua, también dijeron que sucedió en días previos al día de la madre, y que luego de oír un golpe seco en “la jaulita” no escucharon más nada.

También manifestaron que se enteraron del caso a través de la televisión y relacionaron el caso con el supuesto episodio de tortura que dijeron haber escuchado. Además sostuvieron que mantuvieron una conversación con el detenido Casco y que a su vez éste les habría dicho que se llamaba Franco Casco. Los detenidos aseguraron que tenía una tonada especial.

En relación a la autopsia se determinó que el cuerpo se encontraba en avanzado estado de descomposición, con perdida de partes blandas y el estado se condice con el tiempo que llevaba desaparecido. El puno clave del estudio son los estudios radiológicos realizados por los forenses de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que determinaron que no se observan lesiones óseas tanto en el cráneo como el el hueso hioides, como tampoco en otras partes del cuerpo. Vale aclarar que la acusación sostiene que a Franco Casco le propinaron un golpe seco en la cabeza que le provocó la muerte, mientras era sometido a torturas en «la jaulita», hecho que se contradice con los resultados de dicha autopsia.

El debate continuará el próximo 16 de diciembre, que tras un cuarto intermedio se realizará la segunda audiencia.

 

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