MIéRCOLES, 27 DE NOV

La polémica ley sobre homosexualidad de Hungría tensa una cumbre de la Unión Europea

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, expresó que esta ley no es sobre el derecho de los homosexuales, "es sobre el derecho de los menores de edad y de los padres. No es sobre la homosexualidad ni cualquier interferencia sexual".

Los líderes de la Unión Europea (UE) participan este jueves y viernes en una cumbre en Bruselas con una agenda cargada y centrada en política exterior, aunque podría quedar eclipsada por la controversia desatada por una nueva ley húngara que discrimina al colectivo LGBTIQ+.

El primer ministro húngaro, el nacionalista Viktor Orban, que desde hace años desafía a la UE con controvertidas políticas de control de medios y de la Justicia y su oposición a la inmigración, defendió la ley al llegar a la cumbre y se declaró defensor de los derechos de los homosexuales.

«Yo defiendo los derechos de los homosexuales. Pero esta ley no es sobre eso. Es sobre el derecho de los menores de edad y de los padres. No es sobre la homosexualidad ni cualquier interferencia sexual. No es sobre homosexuales», aseguró Orban.

La nueva normativa húngara, aprobada este mes, veta la «promoción de una identidad de género diferente de la de nacimiento, el cambio de sexo y la homosexualidad» a menores de 18 años, y se suma a otras sobre familia, educación pública, publicidad y medios de prensa que según sus críticos contienen elementos contra las minorías sexuales.

Desde hace semanas, diplomáticos europeos preparan una densa agenda para la cumbre que incluye una discusión sobre las difíciles relaciones con Rusia y Turquía, entre otros temas recurrentes.

Sin embargo, una fuente de la UE dijo que el debate sobre la nueva legislación en Hungría se había tornado «bastante importante» y probablemente sería discutida durante la cena del hoy, informó la agencia de noticias AFP.

La UE ya veía con preocupación la tramitación de esa nueva ley pero el escándalo se tornó central después que la UEFA negara la autorización para iluminar con los colores de la bandera LGBTIQ+ el estadio de la ciudad alemana de Múnich durante un partido de la Eurocopa entre Alemania y Hungría jugado ayer.

Múnich reaccionó decorando monumentos, inclusive próximos al estadio, con los colores del arcoíris, símbolo del movimiento LGBTIQ+ y en apoyo a esa comunidad en Hungría.

En ese contexto, la normativa húngara generó un temporal de críticas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que «esa ley es una vergüenza» ya que «discrimina claramente a personas por su orientación sexual».

Además, los líderes de varios países europeos firmaron en la cumbre una declaración conjunta que no menciona explícitamente a Hungría pero pide de forma inequívoca que se respeten «los derechos fundamentales» de la comunidad LGBTIQ+.

La declaración hace referencia a «las amenazas a derechos fundamentales y en particular al principio de no discriminación con base a la orientación sexual».

Más allá de la controversia con Hungría, los líderes europeos tienen una agenda delicada.

Entre los temas apremiantes está la discusión sobre una definición de las futuras relaciones con Rusia, un vecino con el que la UE tiene difíciles relaciones y que según ambas partes se encuentran en su nivel más bajo.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo hoy ante el Parlamento que la UE debía propiciar un «contacto directo» con Rusia.

Poco después, una fuente del Gobierno ruso dijo que el presidente Vladimir Putin es «partidario» de un refuerzo del diálogo con la UE y hace apenas una semana mantuvo una reunión con su par estadounidense, Joe Biden.

Sin embargo, ayer se registró un peligroso incidente en el mar Negro, donde -de acuerdo con Moscú- sus fuerzas hicieron «disparos de advertencia» contra un buque de guerra británico que habría ingresado a aguas territoriales reclamadas por Rusia.

Aunque el Reino Unido ya no es parte de la UE, sigue siendo parte de la OTAN y, por lo tanto, está en coordinación permanente con los países del bloque.

Turquía también es un tema candente en la agenda.

La UE examina un plan para proporcionar 3.500 millones de euros (casi 400.000 millones de pesos) a Turquía durante los próximos tres años como parte de un paquete de apoyo a países que acogen a refugiados de Siria.

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