SáBADO, 30 DE NOV

Otra trampa de Volkswagen sacude Argentina y Brasil

La automotriz alemana admitió haber instalado un software que les sirvió para falsear medición de emisión de motores diésel en más de 17.000 vehículos de la camioneta modelo Amarok.

La automotriz Volkswagen admitió hoy haber instalado un software para falsear la medición de emisiones de motores diésel en al menos 17.057 unidades de la camioneta Amarok, fabricadas en la localidad bonaerense de General Pacheco y comercializadas en Brasil.

Así, el escándalo internacional que protagoniza la compañía de origen alemán desembarca en la Argentina por primera vez y pone en el ojo del huracán al modelo Amarok, el vehículo que la firma sólo produce en su planta ubicada a 35 kilómetros al norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La compañía alemana informó en un breve comunicado divulgado en la ciudad brasileña de San Pablo que los modelos 2011 y algunos de 2012 de esos vehículos fabricados en Argentina están equipados con un sistema que «puede optimizar los resultados» al medir las emisiones en laboratorio.

La firma dijo desde su sede en el gigante sudamericano que «está verificando a través de investigaciones en Alemania la influencia de ese software» en relación a los límites de emisiones establecidos en Brasil, para determinar si éstos fueron o no sobrepasados.

Además, señaló que a partir del primer trimestre de 2016 contactará a los propietarios de los vehículos involucrados y aclaró que la aplicación de ese software no afecta la seguridad de los coches.

Según la compañía, «todos los demás productos de la marca ofrecidos en el mercado brasileño, equipados con motores a gasolina o Total Flex, están de acuerdo con los niveles de la legislación de emisiones».

El mayor fabricante mundial de automóviles desató un escándalo internacional cuando reconoció en septiembre haber instalado un programa de falsificación de las mediciones de emisiones contaminantes en once millones de coches diésel de muchas de sus 12 marcas.

El «diéselgate» estalló en Estados Unidos y se expandió a otras partes del mundo, hizo perder a la empresa miles de millones de euros en la bolsa e infligió un duro golpe a la reputación de Volkswagen, emblema de la industria alemana.

El escándalo mayúsculo costó además el puesto al presidente de la compañía, Martin Winterkorn.

El dispositivo fraudulento de VW se activa cuando los coches son sometidos a tests de contaminación, con el motor encendido pero sin avanzar.

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