MIéRCOLES, 27 DE NOV

«El perdedor más grande del mundo»

Por Ben Bartenstein con la colaboración de Carolina Millan.

 

La oposición en Argentina ha llamado al presidente Mauricio Macri de muchas formas desde que asumió el cargo en 2015. Pero la etiqueta que probablemente duele más a un líder promercado es la que le han dado los mercados de divisas globales: el mayor perdedor del mundo.

Wall Street aplaudió la decisión de Macri durante la primera semana de su gestión de retirar los controles cambiarios, a pesar de que el peso perdió aproximadamente una cuarta parte de su valor esa primera jornada. Elogiaron la medida anticipando que crearía una moneda más competitiva, impulsaría el crecimiento y alentaría la inversión extranjera. Sin embargo, todo ha ido cuesta abajo desde entonces. El peso se desplomó en 2016, 2017 y 2018, elevando la pérdida total al 74 por ciento, la mayor depreciación de todas las monedas.

Los estrategas que pronosticaron la ola de ventas del año pasado dicen que es probable que la tendencia no cambie. El peso perderá otro 20 por ciento este año, según la mediana de las previsiones de nueve analistas encuestados por Bloomberg. Los dos principales pronosticadores del cuarto trimestre, la corredora polaca Cinkciarzpl y Morgan Stanley, con sede en Nueva York, esperan que el peso caiga en los próximos meses.

“Todavía hay muchos, muchos problemas”, dijo Marcin Lipka, analista sénior en Cinkciarzpl en Zielona Gora, una ciudad en el oeste de Polonia. Lipka espera que la moneda se deslice alrededor del 26 por ciento a 50 por dólar para finales de año. “Hay una fuerte demanda por parte de la población para que se relaje algo el cinturón. La inflación probablemente será de alrededor del 30 o el 40 por ciento, lo que arrastrará la moneda a la baja”.

Ese pesimismo va en contra de los gestores y estrategas de fondos, entre ellos Franklin Templeton, Man Group y TIAA Bank, quienes sostienen que la venta masiva creó una oportunidad de compra para los activos argentinos. Los inversores alcistas recibieron un impulso a finales del año pasado cuando el país anunció su primer superávit comercial en casi dos años y el peso comenzó a estabilizarse.

También es cierto que las nuevas políticas monetarias del banco central, adoptadas en octubre, han contenido la mayor parte de la volatilidad cambiaria y han dado confianza a los responsables de política de que pueden hacer frente a los especuladores. El peso se fortaleció más del 11 por ciento desde finales de septiembre, y el jueves, la moneda se fortaleció demasiado, lo que llevó al banco central a comprar dólares para mantenerlo dentro del rango de cotización predeterminado.

Sin embargo, los pesimistas tienen su propio argumento convincente. Macri quiere salir reelegido este año y está tratando de sacar al país de la segunda recesión en tres años mientras cumple las condiciones del mayor rescate de la historia por parte del Fondo Monetario Internacional. Con ese telón de fondo, puede ser poco realista que el peso vuelva a encarrilarse.

Los economistas encuestados por el banco central de Argentina son un poco más optimistas que Lipka. Según una encuesta de diciembre, aumentaron su estimación del peso a 48,3 por dólar para finales de 2019, más alto que un pronóstico anterior.

Una advertencia al panorama sombrío: estrategas entre los que figuran James Lord de Morgan Stanley, el segundo pronosticador del peso con mayor nivel de acierto en el cuarto trimestre, dice que si bien la moneda probablemente caerá este año, el peso ofrece un alto carry frente a sus pares. Eso hace que ciertos activos argentinos sean atractivos, dijo. Kathryn Rooney Vera, jefa de análisis de Bulltick en Miami, está de acuerdo.

La convulsión de la moneda no es culpa de Macri totalmente. El presidente heredó un Gobierno excluido de los mercados globales después de que sus predecesores, el difunto Néstor Kirchner, y posteriormente su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, renegaran de la deuda, fuesen censurados por publicar estadísticas erróneas y recurriesen a restricciones siempre cambiantes para bloquear las importaciones.

Lipka, nativo de Varsovia, dijo que ve similitudes con su infancia en la década de 1980, cuando Polonia entró en una crisis financiera durante los últimos años del Gobierno comunista y la consiguiente liberalización económica y política coincidió con una fuerte depreciación del zloty. Macri probablemente hará algunas concesiones de política este año para asegurar un segundo mandato, poniendo aún más presión sobre la moneda, dijo Lipka.

Fuente: bloomberg.com

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