MIéRCOLES, 27 DE NOV

Abel Reynoso, el secretario de Perón que inició la resistencia en el exilio

Fue colaborador del líder justicialista durante su reclusión en el exterior, y lo ayudó a comunicarse con Argentina. En diálogo con Conclusión, cuenta cómo fue conocer en la intimidad a uno de los dirigentes políticos más influyente del país.

Por Guido Brunet

Abel Reynoso casi sin pensarlo, como un acto reflejo, se subió a un barco con la única intención de conocer a su mayor referente, Juan Domingo Perón. El hombre, hoy de 87 años, tenía 24 cuando se transformó en una de las personas de mayor confianza del líder político durante una de sus épocas más duras: la del exilio, y lo conoció como pocos. Además, Abel es Youtuber. Tiene un canal en la red con más de 1.300 videos donde analiza la política argentina.

Reynoso actualmente vive en Estados Unidos y llegó a Rosario para brindar una charla invitado por la Fundación Eva Perón; en diálogo con Conclusión desandó el camino que lo llevó hacia Perón, sus momentos vividos con él y las enseñanzas que le dejó esa experiencia. El hombre fue testigo y colaboró en la construcción política que llevó adelante el dirigente justicialista en sus años fuera del país.

“A Perón no lo puede abarcar un recuerdo, es un universo, pero dentro de ese universo se rescatan destellos de los astros. Perón era un astro”, así describe Reynoso a quien sea, tal vez, el político más influyente de la historia del país.

“En la intimidad era un ser humano extraordinario, un padre, un amigo, un muchacho argentino, una persona con nobleza de espíritu, gran sabiduría, cultura y memoria. Él decía que el hombre sabe tanto como recuerda y procede como tan bien informado esté”, recuerda el hombre.

Iniciar la resistencia

Abel Reynoso era peronista porque “peronista se nacía, porque era lo que a uno lo representaba”. Para Abel, llegar a Perón fue fortuito pero también soñado. Un grupo de seguidores del referentes del justicialismo de Lanús, donde vivía el por entonces veinteañero, decidió viajar a ver a Perón cuando la dictadura le cayó al país. El lugar de estadía original iba a ser Paraguay, pero en cambio recaló en Panamá. Entonces, muchos desistieron de viajar.

“Yo voy a ver a Perón”, dijo sin dudar Abel, un fotógrafo de profesión que en ese momento era el “che pibe” -como él mismo se define-. De la noche a la mañana vendió todo lo que tenía, juntó dinero y desde Valparaíso se tomó un barco a Panamá.

Exiliado Perón, sin dinero y desconectado de todos en su país… un momento “amargo”, cataloga Reynoso. Luego del golpe del 55, Perón se refugia en el país centroamericano desde noviembre de aquel año hasta el siguiente agosto, allí fue donde conoció a María Estela “Isabelita” Martínez.

Abel llegó a la casa en la ciudad panameña de Colón, golpeó la puerta, lo hicieron pasar y esperar hasta que de pronto apareció de blanco el general. Ver a Perón en persona para ese joven fue casi como una revelación, fue “encontrar la luz”. “Como si uno hubiese vivido siempre en la oscuridad y de pronto aparece la luz”, revive Abel. Apenas lo vio le entregó cartas de dirigentes desde Argentina. Las siguientes tres horas se resumen en Abel escuchando a Perón. “Era un libro abierto” y al conversar “uno se olvidaba de quien era él”.

-Usted tiene un arma que yo no tengo, yo no me puedo juntar con nadie, hace diez días que estoy en este departamentito y no tengo ningún contacto ni dirección de alguien. Me ha traído un arma extraordinaria- le dejó en claro el general en relación a los contactos que facilitó Reynoso.

Abel estaba convencido de que ya había logrado el objetivo. No se imaginaba lo que diría a continuación Perón.

-Yo lo necesito a usted acá, no allá. Además, si yo le doy una directiva, cuando llega a Buenos Aires lo meten preso por haber estado conmigo.

Esa noche no durmió porque ya estaba viviendo un sueño. Poco después le propuso que viaje a Venezuela y desde allí, triangular correspondencia para evitar que sean interceptadas. “Vamos a iniciar la resistencia”, le informó Perón.

Ya en el país bolivariano Abel se encuentra con otro emisario del líder del partido: el rosarino Rodolfo Martínez. En Caracas enviaban cartas de Perón a dirigentes políticos y sindicales, Reynoso lo había vuelto a conectar.

«Perón me dijo que me necesita ahí, que íbamos a iniciar la resistencia»

Unos meses después a Perón lo invitan a retirarse de Panamá, y como Reynoso y Martínez habían entablado vínculos cercanos con funcionarios del Gobierno venezolano, eso permitió que el caudillo argentino sea recibido como turista en aquel país.

Al ser consultado sobre la causa por la que Perón lo eligió como una persona de su más absoluta confianza, Reynoso considera que fue una “pieza útil” en ese momento. “Como cualquier estratega haría cuando tiene la oportunidad de mover una pieza, en este caso la de la comunicación”, completa.

“Él significó la reivindicación de mi clase. Yo nací como un marginado social, de todos los millones que habitaban en aquella Argentina del año 30. Había una sociedad pacata, una tilinguería apoyada en las costumbres y cultura europea. Después estaba la paisanada, la gente que generaba riqueza, que estaba esclavizada. Yo soy de los de abajo. Y la ansiedad inconsciente que uno tiene por superarse la viene a representar Perón para nosotros, él es el que nos dignifica”, destaca Abel Reynoso.

El 55 y la actualidad

A partir de su vasta experiencia en el mundo de la política, Reynoso analiza la realidad nacional actual. Por una parte, realiza un paralelo entre la situación de exilio de Perón y la actual intervención del Partido Justicialista.

“El problema es el mismo, Argentina es un país codiciado por lo que genera, lo que produce. Nosotros carecemos de gente preparada para defender nuestros intereses. Argentina ha sido enajenada por argentinos porque no hemos tenido invasión de ninguna potencia extranjera, fueron argentinos los que han ido a entregar el patrimonio en garantía para enriquecerse ellos”.

El peronismo ya no existe, Perón murió y con él muere el peronismo”, sentencia Reynoso. “Quedamos lo peronistas, que no hemos sabido responder a la demanda que la realidad nos ha impuesto”, agrega con autocrítica.

“Estamos con un país enajenado, en el que el 75% se encuentra en manos de corporaciones, los políticos no atinan a resolver nada, piensan en sus problemas personales, no hay capacidad de generar fuentes de trabajo, no hay riqueza, nos han dejado para administrar la pobreza y los nuestros todavía no se han dado cuenta”, dispara Reynoso.

¿Qué haría Perón?

En medio de un panorama incierto en el seno del peronismo y con la intervención del Partido Justicialista, Reynoso opina con la ventaja de haber conocido como pocos la forma de pensar del histórico dirigente. “Perón haría lo que a nadie se le ocurriría pensar porque era un creativo, un innovador, un espíritu superior que tenía una visión mas allá de la línea del horizonte”, detalla.

Así, elucubra el accionar del caudillo frente a la situación que atraviesa hoy el partido que él fundó: “Primero trataría de capacitar, elevar el nivel cultural y tratar de rescatar los valores que tiene el país, convocar y dar responsabilidad y participación. Él no daba órdenes, proponía y sugería y quería a gente que se incorporara a las ideas pero que a su vez sea creativa”.

Por otro lado, afirmó que “nosotros (el peronismo) no somos oposición hoy, nadie puede curarse de una enfermedad si no la tiene detectada ni ha hecho un diagnóstico de qué es lo que genera la enfermedad y cómo se combate”.

“Las cosas se hacen a los ponchazos, no hay un proyecto. Nadie habla de los problemas del país, cómo se generaron y cómo se resuelven”, critica el fotógrafo. En tanto, consideró que el justicialismo podría acceder al Gobierno nuevamente solamente debido al “desgaste” del oficialismo, que “es de extrema derecha”. Aunque estimó que “sin proyecto, sería una repetición de lo mismo”.

“Cualquiera que llegara al Gobierno en este momento tiene que acordar con el poder corporativo. No puede actuar independientemente. Lo que producimos es manejado por el poder corporativo que es el que maneja el comercio exterior. No llegaríamos nunca a obtener el poder que es donde se conciben las grandes decisiones estratégicas. Creo que no va a cambiar nada”, analiza.

El amigo de Perón también opinó que “Cristina es de los valores políticos que más posibilidades tiene, pero el entorno no le permite visualizar el horizonte. Debiera haber encarado un proyecto de largo alcance y formar cuadros futuros. Está rodeada de gente con una mirada acotada”.

Reynoso vive desde los años 70 en Oregón, Estados Unidos. Ha escrito libros como “Los peronistas preguntamos: ¿para qué mierda somos mayoría”, “Cómo y por qué fui amigo de Perón en el exilio” y “Proyecto pirulo: el nuevo testamento del peronismo del Siglo XXI”. A su vez, desde el país del norte publica videos en YouTube a través de su canal “Con Perón en el exilio”, donde opina de la política del pasado y de la actualidad.

“Es una herramienta monstruosa”, dice sobre la plataforma audiovisual. “Estoy en un lugar de soledad, a quince mil quilómetros de la Patria, pero he logrado en esa intimidad un mundo imaginario”, comenta Abel.

Se levanta a las 3 de la mañana, va al bosque, toma mate y pergeña la idea. “Yo no escribo porque hago videos, que es una manera de escribir en la imaginación”, grafica Reynoso.

“Si estuviese en Argentina no podría hacer lo que hago, es muy posible que estuviese perseguido y me hubiesen metido preso”, estima.

Además de grabar videos y escribir tiene el proyecto de crear una escuela de formación política, donde surjan propuestas para el futuro del país. “Hay que dar posibilidades y esperar resultados” porque “con la gente de mi generación y la posterior aquí tenemos las consecuencias, no sé quienes estarán conformes”.

Para concluir, Reynoso considera que “el peronismo cambió nuestra vida, pudimos insertarnos, que en aquellos tiempos era tener acceso al trabajo. La dignidad primaria del ser humano, vivir de sus propias capacidades, el país ha perdido el poder y con él la identidad”.

Conocer a Juan Domingo Perón marcó a Reynoso para siempre. “Yo aprendí a pensar habiendo estado junto a Perón. Y comencé a plantearme en qué puedo serle útil a mi país, y en eso estoy todavía…”.

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