MIéRCOLES, 27 DE NOV

Con críticas a Cuba y Venezuela, Trump buscó en Miami el favor del electorado latino

El candidato republicano intenta recuperar votos entre el electorado hispano para ganar las elecciones el 8 de noviembre y amenazó con revertir el proceso de apertura entre EE.UU y Cuba. 

En la antesala a las elecciones de noviembre, el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, buscó en Miami recuperar algo del electorado hispano de Florida, que le ha dado dramáticamente la espalda y cuyo favor es crucial para ganar el 8 de noviembre.

El magnate inmobiliario cortejó en particular a los afroestadounidenses, a los cubanos y a los venezolanos en un estado donde sólo tiene el apoyo de 9,1% de los hispanos, según el sondeo de la Universidad Internacional de Florida divulgado la semana pasada.

«A los afroestadounidenses: ¿Qué tienen que perder? No pueden estar peor», argumentó Trump ante las cerca de 4.000 personas, mayoritariamente blancas, reunidas en el teatro James L. Knight Center en el centro de Miami.

El electorado afroestadounidense es tradicionalmente demócrata. La exestrella de telerrealidad también prometió mano dura contra los gobiernos de Cuba y Venezuela, cuyos nacionales se hicieron presentes con ovaciones.

«Vamos a apoyar al pueblo cubano en su lucha contra la opresión comunista», dijo, criticando la apertura iniciada por Barack Obama en 2014. También prometió apoyar «a todos los pueblos oprimidos del hemisferio».
Los deplorables

El magnate inmobiliario también aprovechó la oportunidad para devolver el golpe a su rival, Hillary Clinton, que calificó a sus seguidores de «deplorables» el sábado pasado.

Bajo los acordes del épico tema principal del musical «Les miserables», Trump entró triunfalmente al podio, adornado con un gran póster de la obra que ponía «Les Deplorables».

Los expositores que precedieron a Trump también resignificaron el epíteto como un elogio. «Es un honor estar con tantos deplorables», había dicho uno de los oradores previos, el representante local Blaise Ingoglia.

«Es un hombre justo, es un comerciante exitoso y no es un político», dijo a la AFP. «Además, ninguno de sus hijos fuma ni toma y él tampoco». En su discurso, Trump repitió el estribillo de su campaña: construirá un muro infranqueable y le pasará la factura a México.

José Uz, confundador del grupo Cubans For Trump (Cubanos a favor de Trump), apoyó estas duras medidas migratorias diciendo: «Nosotros también somos americanos y nuestra prioridad es limpiar la casa».

La batalla está reñida en Florida, el estado que protagonizó en el 2000 el sombrío recuento de votos que envió a George W. Bush a la presidencia.

Por eso, Trump y Clinton están cortejando con tanto ahínco este «swing state» o estado oscilante, que suele definir el resultado de las elecciones.

Con más de 20 millones de habitantes, es el tercer estado más poblado del país y su diversidad le hace impredecible políticamente. En general, el sur es demócrata y el centro y norte son republicanos.

Pero la situación en el centro ha cambiado, porque el estado vivió un cambio demográfico drástico desde las elecciones de 2012: ahora hay un millón más de hispanos.

La mayoría de ellos son puertorriqueños que se instalaron en los alrededores de Orlando, tienen ideas predominantemente demócratas y llegan al continente con derecho a votar, a diferencia de otros inmigrantes. Además, las nuevas generaciones de cubanos ya no favorecen al partido conservador.

Aún así, la última encuesta de la Universidad Quinnipiac mostró que Clinton y Trump están empatados en la intención de voto en Florida (47% cada uno).

La elección «es incierta y todo puede pasar en este loco año electoral», dijo Kathryn DePalo, instructora senior del departamento de política y relaciones internacionales de la Universidad Internacional de Florida (FIU).

 

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