El amor en tiempos de la inflación: cayó hasta un 40% la actividad en moteles
Un rubro algo olvidado a la hora de hablar de los efectos de la crisis económica son los hoteles alojamientos. Conclusión te cuenta que pasa con el "telo" en estos tiempos.
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- May 15, 2016
Por Florencia Vizzi
Hotel alojamiento, motel, telo, mueble, albergue transitorio… Son varios los nombres con los que las voces de la calle y el uso popular ha nombrado a esos lugares específicamente pensados para el encuentro y el contacto íntimo.
Proveen el escenario y clima apropiado para el romance y sus más diversas variantes, son anónimos aunque no impersonales, lo cual en un sinfín de ocasiones es un requisito indispensable para los amantes, son refugio, resguardo y altar de sinnúmeros de secretos y suspiros. Los hay de todo tipo y para todos los gustos, modestos, lujosos, refinados, prosaicos, sencillos, espantosos, opulentos… y el mundo, probablemente, sería un lugar peor si no existieran. Pero es claro que nada es gratis en esta vida, y por supuesto, nada escapa a las leyes del mercado, ni siquiera el amor…
Así, por los tiempos que corren se le pone difícil a un rubro que, por múltiples razones, viene sobrellevando una suerte de ocaso, razones a la que hoy se le suma una creciente crisis económica que hace del negocio un área cada vez más compleja.
En ese sentido, Lucía Eschel, presidenta desde el año 2005 de la Cámara de Alojamientos y Afines del Litoral, que nuclea a hoteles del rubro de las las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, revela que “hablando de números, podría decirse que, en los últimos seis meses, la actividad sufrió una caída que oscila entre el 30 y el 40%, lo que pone las cosas realmente difíciles si se considera los fuertes aumentos en los servicios de luz y gas, y en los insumos en general”.
Lucía, dueña del Motel Maracaibo de la ciudad de San Lorenzo, relató: “Hace ya algunos años que la actividad propiamente dicha viene disminuyendo notablemente, hay una diversidad de motivos para ello, y en estos últimos cuatro o cinco meses la cosa se ha frenado mucho más”.
Los motivos de los que habla la titular de la Cámara son reflejo de ciertos cambios sociales y culturales, en cuanto a costumbres, usos y comportamientos. “Antes, una pareja, para estar tranquilos buscaba un motel -relata- que era un lugar pensado para eso, con los servicios y ambientación adecuados. Con el tiempo, estoy hablando de unos cuantos años atrás, apareció la cuestión de las chicas que publican en los clasificados, que tienen su propio privado. También comenzó a verse bastante eso de que un grupo de amigos alquilaran un departamento para pagar entre todos y compartir… bueno, ahora eso también está complicado, pero hasta no hace tanto tiempo era algo común. Otra cuestión que influyó en esa disminución de clientela es que ahora es más común que los padres consientan en que sus hijos lleven a sus novios o novias a dormir a sus casas. Eso antes no se veía, pero ahora, por una cuestión económica sobre todo, y también porque, con los tiempos que corren, a veces se prefiere tener a los hijos en casa, seguros, antes que en la calle… Todos esos cambios han provocado una declive en el rubro”.
Sin embargo, explica la dueña del Maracaibo, el acceso al motel, que es algo que en algunas épocas implicaba un muy buen negocio, está íntimamente relacionado con el tema económico. Y cuando hay que recortar, se recorta por lo que no es de primera necesidad. Está visto que el motel comienza a convertirse en un lujo que cada vez menos gente puede permitirse.
“En general, todos nosotros somos pequeñas empresas, negocios familiares, que se heredan de generación en generación. En mi caso, el hotel tiene 50 años, lo fundó mi papá, quien también fue uno de los fundadores de la Cámara, y lo hizo con mucho esfuerzo y sacrificio. Juegan mucho las cuestiones afectivas, en estos casos. El mío es uno de los más viejos, pero en toda la zona, la mayoría son negocios que tienen muchos años, algunos 30, otros 40, y familias enteras los trabajan», explica Eschel. «Y muchas veces la situación se pone muy difícil, porque no se pueden aumentar tanto los precios, sino la gente deja de venir, y a la vez, al ser un rubro de servicios, hay mucho desgaste, hay que invertir permanentemente, reparar lo que se rompe, comprar, refaccionar…”.
Un dato muy importante a tener en cuenta al pensar en las dificultades que enfrenta el rubro es la cuestión tributaria.
En ese sentido, Ángel Annoni, titular del clásico motel Las Brujas de Rosario, señaló que “la nuestra es una actividad por la cual pareciéramos estar castigados, ya que mientras todo pagan 3,5 por ciento, los moteles pagamos un 10,5% de ingresos brutos. Y hasta hace muy poco, pagábamos un 15%”.
“Es un porcentaje altísimo», opina la presidenta de la Cámara de Alojamientos y Afines. Y agrega: «En muchos casos termina generando una competencia desleal, porque a veces una noche en un hotel tradicional sale igual que lo cuestan las horas en el hotel alojamiento, pero se debe a que pagan una tasa impositiva muy menor”. Y enfatiza: “Es un reclamo de muy larga data que se rebaje la alícuota”.
Padeciendo la crisis en carne propia
En un conocido motel situado en los confines de Rosario, en la zona de Mendoza al 7500, el Motel 77, particularmente nombrado con afecto por muchos de sus habitúes, reconocen que “ha habido una muy preocupante caída de la actividad”. Emiliano, uno de sus empleados, señala que “desde el año pasado se viene notando que hay menos trabajo, y cada vez menos, pero en estos últimos cuatro meses la cosa se ha vuelto preocupante”.
Si bien no está lo suficientemente seguro para arriesgar un número determinado, el joven cree que se puede hablar de un 30% menos o un poco más. “La verdad que todos los que trabajamos aquí estamos un poco preocupados. Tan es así, que por propuesta de los empleados, los dueños han habilitado un precio promocional, los días de semana se cobra $350 y los fines de semana $425. Pasa que tenemos miedo que este parate termine influyendo sobre nosotros y sobre nuestros sueldos o trabajos”.
Por su parte, Sebastián, un experimentado usuario de la hotelería por hora, sin dudarlo un momento admite que sus «visitas al motel se han reducido en un 50% en estos últimos dos meses”, y al querer explicar como se las arregla, pone cara de sufrido y exclama: «¡Con abstinencia!». Cuando la broma ha surtido efecto, el joven reconoce que, en realidad, algo de cierto hay: “Es que ese gasto representa una parte muy importante de mis ingresos y es necesario reducirlo, porque la plata no alcanza como antes. Se buscan alternativas, se pide el departamento a un amigo, se va viendo… Y si no, ¡hay que buscar chicas con casa propia!”.
La imaginación al poder
Ángel Annoni, uno de los dueños de Las Brujas, resalta que en el medio de la caída de la actividad económica, los aumentos en las tarifas de luz y gas han impactado tremendamente en el negocio. “Nosotros pasamos de pagar una boleta de luz de $12.000 a una de $28.000, es decir, más del doble, imaginate lo difícil que se vuelve asumir ese gran aumento sin modificar los precios, ni la calidad del servicio”.
Annoni, titular del más antiguo hotel alojamiento de la ciudad, que en breve cumplirá su quincuagésimo aniversario, relata que “la actividad viene sufriendo una cierta “decadencia”, que se ha vuelto notoria desde hace ya algunos años, que tiene que ver con determinados comportamientos y modificaciones de patrones culturales y sociales, y es claro que la cuestión económica ha influido enormemente en éstos últimos meses”, afirma, y «por supuesto que se nota una importante caída en la actividad”, reconoce.
En relación a cuál es la forma de amortiguar los duros golpes de la economía, Annoni relata que desde el motel han desplegado un poco de estrategia y mucha imaginación.
“Por ejemplo, desde hace ya un largo tiempo venimos ofreciendo un servicio de restaurante en las habitaciones, el motel tiene un cheff que cocina platos de autor y se puede venir a pasar una noche romántica con cena a la carta, lo cual es una oferta muy atractiva”, cuenta el titular del clásico motel rosarino.
“Otra cosa que nos ha dado muy buen resultado y que contribuye a fidelizar a la clientela, es un sistema de cliente frecuente, a medida que van sumando visitas, los clientes van sumando puntos eso le da acceso a diversos premios o descuentos”, manifiesta el empresario, y señala que “la respuesta a todos estos cambios culturales y conflictos económicos de parte nuestra ha sido especializarnos y brindar un servicio cuidado y especial. Claro que muchas veces se hace muy difícil, es un negocio que necesita mucha inversión y mucho mantenimiento, al haber tanto tránsito de gente las cosas se rompen, hay que arreglarlas, renovar las habitaciones y equiparlas cada día mejor y con cosas más modernas”, expone .
También reconoce que, en cierta forma, a pesar de tener todo tipo de clientes y de todas las edades, han empezado a apuntar a un mercado que no es frecuente en los moteles. “Buscamos brindar un servicio diferente, entonces nuestra propuesta es hacia las parejas ya consolidadas, para que se animen a romper la rutina y redescubrir el erotismo. Tratamos de trabajar con matrimonios para que festejen sus aniversarios, noches de bodas, cumpleaños, les organizamos un festejo muy completo y con todos los detalles para que disfruten de un momento especial, en el que puedan romper con los cotidiano y redescubrir la sensualidad y el erotismo”.