MIéRCOLES, 27 DE NOV

El Efecto: José Belizán, el médico que se sienta en la mesa de los nobeles

Una investigación del médico rosarino permite evitar miles de muertes de embarazadas. Obtuvo uno de los reconocimientos en medicina más importantes a nivel mundial. Y durante la dictadura, desde la Maternidad Martin ayudó a salvar vidas de mujeres secuestradas.

Por sus invaluables investigaciones durante décadas de trabajo, José Belizán aparece en la misma lista que Milstein, Houssay y Favaloro y da cátedra en las universidades más prestigiosas del mundo. Le escapa al concepto de “eminencia”, aunque la palabra lo defina a la perfección.

Belizán descubrió que el consumo de calcio previene la preeclampsia, la principal causa de muerte de mujeres durante el embarazo. Además, desarrolló estudios que demostraron los nulos beneficios de la episiotomía, a la que describe como una “mutilación innecesaria”. Debió exiliarse del país, cuando le llegó la información de que los militares lo iban a ir a buscar por ayudar a mujeres embarazadas secuestradas por la dictadura, actitud que también significó la salvación de vidas.

 

Este médico obstetra rosarino de 77 años, científico del Conicet, del Laboratorio de Biología Ósea de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario y del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria, recibido en la UNR, fue, en 2023, reconocido con uno de los galardones más prestigiosos del mundo en medicina, el premio Gairdner, otorgado por la fundación canadiense del mismo nombre por la “contribución de la ciencia argentina al mundo”.

Los anteriores argentinos destacados fueron, nada menos que Luis Leloir en 1966, César Milstein en 1981, René Favaloro en 1987 y Alberto Aguayo en 1988. Leloir y Milstein también recibieron el premio Nobel. De hecho, uno de cada cuatro reconocidos con el Gairdner luego obtuvieron el Nobel, tal cual como ocurrió con los últimos condecorados, la húngara Katalin Karikó y el estadounidense Drew Weissman.

Además, Belizán fue seleccionado entre las 100 personalidades más destacadas de la última década de la ciencia y tecnología argentina, por lo que recibió el Diploma al Mérito en la categoría Ciencias Biomédicas Básicas en los Premios Konex.

Evitar miles de muertes

En 2011, 2013 y 2016, la Organización Mundial de la Salud realizó sendas sugerencias internacionales para que todas las embarazadas que tengan una baja ingesta de calcio deban aumentarla. La fuerte recomendación se dio a partir de las investigaciones de José Belizán, quien, junto a un equipo, comprobó, en 1980, que la ingesta de calcio reduce la prevalencia de preeclampsia en el embarazo. Treinta mil mujeres fallecen por año en el mundo por esta condición, la principal causa de muerte materna en el mundo. De esta manera.

«La eclampia son crisis convulsivas que muchas veces desembocan en el fallecimiento de la mujer. Esta complicación preocupa a todos los que hacemos obstetricia. Lamentablemente no hay un tratamiento. La indicación es hacer nacer el niño, muchas veces prematuramente, con las complicaciones que eso conlleva. Prevenirlo es un arma muy importante para la obstetricia», explicó Belizán en diálogo con Conclusión.

Exilio en la dictadura

Durante la dictadura militar, Belizán debió exiliarse en otros países de América Latina. Primero llegó a México, luego recaló en Guatemala, donde comenzó a trabajar en el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP) de la Organización Panamericana de la Salud, donde comenzó sus investigaciones en relación a la nutrición de mujeres embarazadas.

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En su paso por Centroamérica, estudió la dieta de las madres guatemaltecas. Al obstetra rosarino le llamó la atención que, a pesar de su bajo nivel económico, las mujeres tenían muy baja incidencia de preeclampsia e hipertensión en el embarazo. O sea, mujeres muy pobres con dieta baja en hierro o proteínas, tenían muy alto nivel de calcio.

 

No más mutilaciones

Por si todo esto fuese poco, el médico rosarino fue uno de los responsables de la suspensión de la episiotomía, que describe como “un corte muy mutilante”. Se trata de una incisión durante el parto en la zona del perineo, que anteriormente se hacía de manera rutinaria.

Durante años, se creyó que ayudaba a prevenir desgarros vaginales más grandes durante el trabajo de parto. Sin embargo, luego de los estudios de Belizán y su equipo, se descubrió que las episiotomías de rutina no previenen estos problemas.

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El estudio fue publicado en Lancet, una de las revistas científicas más respetadas del mundo. Tras esto, la Organización Mundial de la Salud se sumó a la recomendación de evitar la realización de la episiotomía.

Del exilio al reconocimiento

Durante esos tremendos años de la última dictadura militar, Belizán se desempañaba cómo obstetra de la Maternidad municipal Martin, ubicada a dos cuadras de la ex Jefatura de Policía, uno de los edificios donde mantenían cautivos a los secuestrados por el terrorismo de Estado.

Por su cercanía, las mujeres -muchas de ellas, adolescentes- eran llevadas para dar a luz a ese centro de salud. Allí, un joven José Belizán y sus colegas exigían que se les quite las esposas a las parturientas e impedían que los militares ingresaran a la sala de partos. «No sé de dónde sacábamos el coraje», reconocería muchos años más tarde.

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Pero lo que hizo verdaderamente la diferencia fue que, a pesar de la negativa de los represores, el cuerpo médico de la maternidad anotó a todas las mujeres que allí dieron a luz, y a los recién nacidos. Eso permitió que luego fueran «blanqueadas» y pudieran sobrevivir a ese terror.

La historia de José Belizán se cruza con la propia historia argentina. Debió exiliarse para escapar de la dictadura, amenazado por ayudar a mujeres embarazadas secuestradas, se fue del país, regresó con la democracia y en Argentina continuó investigando, siempre con el horizonte de aportar a la salud general de la población.

 

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